Cumplida su primera década de vida, Agromart Balear ha logrado su objetivo: conseguir un precio justo para la producción agrícola y ofrecer fruta y verdura de calidad. Para ello, ha tenido que organizar su propio canal de distribución y apostar por la venta directa.
En 2010, Tomeu Lliteres, por una parte, y los hermanos Miquel, Apol·lònia y Rafel Figuera, por otra, unieron sus empresas agrícolas. El objetivo era aumentar la rentabilidad ganando tamaño, pero no lo consiguieron. Así que llegaron a la conclusión de que debían apostar por la venta directa.
Hoy, cuentan con 18 tiendas propias distribuidas por toda Mallorca que proveen desde sus almacenes centrales de Porreres. Y no solo venden su propia producción del campo, sino que la han complementado con la venta de todo tipo de productos de alimentación.
“Miquel es el director de compras de género fresco, fruta y verdura que no producimos. También es el encargado del almacén central y de la logística de lo comprado y lo producido. Apol·lònia es la responsable de administración y personal. Tomeu es el gerente y director de compras de productos de estanterías, además de encargado de las tiendas. Y yo soy ingeniero técnico agrícola y me encargo de todo lo referente a la producción propia: personal, terrenos, organización, siembras, cosechas...”, explica Rafel Figuera.
El objetivo inicial de la empresa era dar salida a la producción propia en una línea de comercialización propia, que era su gran déficit. Y no solo lo han conseguido, sino que han podido introducir muchas producciones de fruta y verdura de terceros, así como una gran gama de otros productos en estanterías. Han sofisticado su imagen y su oferta, apostando por la calidad.
“Somos una frutería, y este segmento sigue siendo el más importante en la facturación, pero lo hemos acompañado de muchísimos comestibles de otras líneas para poder ofrecer todo lo que el cliente nos puede pedir. Es imposible hacer de todo, porque tenemos 2.500 referencias. En fruta y verdura estamos muy fuertes, pero las galletas las hacen en Porreres o Artà para nosotros, y lo mismo para muchos otros productos”, indica.
En este sentido, se pueden encontrar en las tiendas desde embutidos a pan, pasta, galletas, semillas, zumos, mermeladas y otros productos en conserva, vino, productos a granel, helados o carne. En muchas ocasiones, estos productos son ecológicos y casi siempre tienen la marca de Agromart.
“Promocionar nuestra marca es uno de los objetivos. Queremos que se relacione con un sello de calidad, destacar por encima de los demás. A veces no será el más barato del mercado, pero que sea bueno”, indica.
Y con la apertura de las tiendas propias, a pesar de que implica asumir nuevos costes, no solo han conseguido equilibrar los precios de la producción propia sino también de otros productores locales.
“Muchos payeses de la isla están interesados en colaborar con nosotros, y es porque están contentos. Ahora es tiempo de planificación y muchos llaman a nuestra puerta para acordar diferentes líneas de comercialización”, señala. Así, han conseguido dar trabajo a 200 personas de forma directa y 300 de forma indirecta.
En cuanto a la producción propia, se centra en dos grandes zonas: Porreres y Son Mesquida, que está en el término municipal de Felanitx. “Es mejor tener todas las fincas juntas porque los costes de producción se disparan cuando hay que mover maquinaria por las carreteras y personal de aquí para allá. La desventaja es que cuando graniza, como nos tocó hace dos meses, lo daña todo. Si no, sale más a cuenta tener las fincas agrupadas”, cuenta Rafel Figuera.
Agromart también apuesta por recuperar las variedades locales. “Hoy, el objetivo no es tanto hacer kilos como calidad. Y las variedades antiguas, que hace 100 o 150 años que se hacen, están tan adaptadas al clima de aquí que tienen una calidad de por sí, aunque a veces no son tan productivas”, explica.
Por el momento, han recuperado cuatro en colaboración con la Associació de Varietats Locals: pimiento encurtido, tomate de ramellet de ferro, tomate de mutxamel y melón fei. Asimismo, han sembrado quince variedades autóctonas de árboles frutales, pero no será hasta dentro de tres años cuando darán fruto.
Figuera insiste en la necesidad de reeducar el concepto de producto de calidad. “A veces entendemos por calidad la belleza visual, y tenemos una nueva variedad que se llama meló fei, feo, porque no entra por la vista, pero por dentro está buenísimo. Queremos concienciar y reeducar a la gente en que a veces, lo feo es bueno. A veces entendemos calidad por color, forma o tamaño determinado y no siempre es así. El campo no es una fábrica”, aclara. Es por ello que en sus tiendas se puede encontrar producto extra y de segunda.
Asimismo, insiste en que la sociedad conozca las dificultades de producir fuera de temporada. “Somos muy competitivos en los productos de producción propia. Pero hay que tener en cuenta que un pimiento rojo puede costar 0,90 euros de temporada y tres euros en invierno. Es el precio de querer comer de todo todo el año. Y hacemos un gran esfuerzo porque queremos ofrecer muy buen producto todo el año”, explica.
La nueva tienda que abrirá en los próximos meses, en Manacor, será la más grande. Incluirá una pequeña línea de productos de cuarta gama -fruta y verdura limpia, troceada y envasada-. “Para nosotros será una prueba piloto, porque parece ser que es una de las tendencias de futuro”, señala Figuera.
Además de la apuesta decidida por las variedades locales, no descartan la venta online, aunque hoy es solo un proyecto.
Preguntado por si no se arrepiente de haber pasado de ingeniero agrícola a empresario, lo tiene claro y habla en plural: “Agromart es nuestra vida. No me arrepiento. No sé cuál es nuestro techo, pero nos gusta. No sabría decirte cuál es nuestro techo, pero nos gusta. Somos payeses y nos hemos tenido que reinventar y reeducar, pero el mismo trabajo nos enseña y si no, pedimos ayuda. Diría que uno de nuestros éxitos es que no nos hemos peleado nunca. Cualquier idea, aunque sea descabellada, es apoyada. Y apostamos por dar al cliente un servicio en horas de apertura y una buena calidad. A veces no somos los más baratos, pero está en concordancia con la calidad”, concluye.