El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha publicado esta semana el Informe de Perspectivas Económicas para 2019 y 2020 (WEO por sus siglas en inglés), en el que ha ajustado ligeramente a la baja lo publicado en abril.
Estima un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB, lo que se produce dentro de un país de forma agregada, es el ratio más común para medir crecimiento económico o recesión) del 3,2% para este año y un 3,50% para el próximo 2020. En ambos casos es un 0,10% inferior a lo pronosticado en el mes de abril por esta misma institución.
El comercio internacional es la principal causa de la moderación económica global.
De hecho en el informe se insiste que, desde la anterior actualización, tanto Estados Unidos como China han incrementado aranceles. Esta incertidumbre y otras tensiones geopolíticas, afirma el Fondo Monetario Internacional, son la causa por la que la actividad comercial se está parando: esta incertidumbre pospone las decisiones de inversión y compra tanto de familias como de empresas.
Como se puede ver en el gráfico, la mayoría de economías relevantes sufren una rebaja en las previsiones: aunque la zona euro no se vea afectada (de hecho se mejora para 2020), a su principal economía, Alemania, sí le ha pasado factura el debilitamiento de la actividad exterior y los problemas generados por las limitaciones de emisiones para la fabricación y venta de automóviles.
Se ha insistido en esta sección que la guerra comercial puede pasar mucha factura a China, algo que el FMI también ha mostrado con una caída del 0,30% para 2019 y de un 0,1% adicional para 2020.
Sin embargo no todo es negativo: para Estados Unidos incrementan previsiones sustancialmente debido a la mejora de las exportaciones y para España, a pesar de los problemas para formar gobierno, debido a «la fuerte inversión y a la debilidad de las importaciones al comienzo del año».
Aunque a nivel global las estimaciones para 2020 caen respecto a abril, sí son mejores que las de 2019: fin de tensiones comerciales (EEUU, China, brexit…), geopolíticas (Italia, revueltas en Francia) y actuación de los bancos centrales serían, según el FMI, los detonantes de estas mejoras.