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La alquimista de Eivissa y su eficaz crecepelo

Irene Apolo muestra el proceso de elaboración.

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La notoriedad y el éxito que está alcanzando la gama de productos naturales ‘Laire' no se entiende sin la curiosa historia de su creadora, Irene Apolo, la alquimista afincada en Eivissa.

El año pasado un visitante de origen holandés adquirió uno de sus champús ‘anticaída' –que Irene solía confeccionar solo para sus amigos– en uno de los mercadillos en los que posee un puesto en verano, Santa Gertrudis o Santa Eulària.

Encantado con el resultado, en el mes de enero publicó un anuncio clasificado en un periódico local para encontrar a Irene Apolo, con el objetivo de que le enviara más lociones de este efectivo crecepelo y, ante lo curioso de la historia, un medio nacional online publicó la anécdota. Al día siguiente, Irene tenía en su correo más de 400 mensajes interesándose por el producto. Finalmente, la artesana encontró al turista holandés a través de Facebook y le hizo llegar tres botes más de este milagroso producto.

Ahora, el famoso champú forma parte de su catálogo de productos permanente, que comercializa por 15 euros y cuyo secreto se fundamenta en plantas que recoge en los campos de la isla, como la ortiga, el romero y la frígola, además del aceite de jojoba y el aceite esencial de cedro.

NATURAL. ‘Laire by Irene Apolo' es una gama de productos naturales y ecológicos que consta de siete aceites terapéuticos, los cuales elabora combinando sus propios oleomacerados y que equilibra con aromaterapia, teniendo en cuenta los chacras, las afecciones y el ayurveda (medicina tradicional india).

Irene Apolo acumula cerca de 20 años de experiencia, primero como autodidacta y más tarde a través de viajes reveladores y formativos como el que emprendió a México, donde convivió con una comunidad maya en Yucatán. Lo que en un principio era una afición a la que dedicaba multitud de horas se convirtió, ya en Eivissa, en su forma de vida.

La encargada de ‘Laire by Irene Apolo' también produce cosmética natural, como cremas faciales, contorno de ojos, exfoliantes y sérums. Los elabora con esos aceites e hidrolatos de flores destiladas por medio del alambique que, según la artesana, es lo que le aporta la ‘medicina' a sus cremas, jabones, perfumes y productos personalizados.

Irene se encarga personalmente de todos los pasos del proceso. Primero recoge las plantas o bien se las pide a gente de la isla que se dedica a cultivar plantas para uso medicinal (como caléndula, hipérico, romero, melissa, ruda, lavanda, frígola...). Luego las macera y destila las que sean necesarias; selecciona las materias primas con certificado ecológico y las etiqueta y empaqueta. Así elabora los productos en su taller de Eivissa, un proceso artesanal que le impide producir a gran escala.

Irene sostiene que “si cuidamos lo que comemos”, también tenemos que “vigilar lo que nos ponemos en la piel”. Confiesa sentirse muy feliz por haber podido ayudar a mucha gente gracias a sus productos, como el champú para caídas, aunque admite que “nunca se puede ser radical” y que “hay que encontrar un equilibrio” para “combinar la medicina tradicional con las propiedades de las plantas”.

“Muchas veces se va al médico por tonterías o cosas que con las plantas las podemos solucionar sin meternos toxinas en el cuerpo. A la planta la tenemos en el día a día, si ya conocemos cuál nos sienta bien y la sabemos utilizar, tiene un papel preventivo muy importante. Siempre va a ser un apoyo”, concluye.

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