Marco Antonio Robledo, profesor y doctor en Ciencias Económicas de la UIB, creó el Club D3D. Se trata de un espacio de encuentro para empresas y organizaciones que tiene como objetivo avanzar en el proceso de transformación, construir empresas más humanas, integrales y socialmente responsables. Esta iniciativa está íntimamente ligada a la pubicación de su libro ‘D3D: un enfoque integral de la dirección de empresas', aunque viera la luz hace ya 12 años. La creación del Club se produjo a partir de su insatisfacción con el modelo convencional de dirección de empresas. Los modelos empresariales que nos ayudaron a llegar hasta donde estamos ya no sirven para seguir evolucionando.
El club organiza sesiones informativas con diversas temáticas de las cuales en 2016 se han impartido ya seis de las doce previstas: Introducción al Modelo D3D (I), Introducción al Modelo D3D (II), El Enfoque integral y evolución de la conciencia, Ética y RSE, La Dimensión Espiritual y Definiendo el propósito de la organización. Aún quedan otras seis sesiones que se prevé impartir antes de final de año: Cultura y valores, Relación con grupos de interés: clientes y proveedores, Relación con grupos de interés: empleados e inversores, Marketing en 3D, Innovación social y liderazgo. El modelo D3D, que sirve de referencia al club, significa dirección tridimensional se basa en la teoría integral de Ken Wilber.
Trata de tener una visión lo más amplia posible de la realidad y de la existencia humana y es una de las teorías filosóficas de más influencia en los últimos años. De hecho, se aplica a todos los ámbitos del conocimiento humano, educación integral, psicología integral... En palabras del profesor Robledo, “la D3D fue la primera aplicación de la teoría integral al ámbito de las organizaciones, la primera teoría de management integral”.
La organización consciente tiene “una visión más completa de la realidad, de sus efectos, y por tanto que tiene un plan a mayor largo plazo”.
El profesor afirma tener una gran responsabilidad con el proyecto D3D, tratando de fomentar que sus empresas sean más socialmente conscientes, más internamente responsables, que tengan un mayor compromiso con todos los grupos de interés con los que se relacionan. Desde accionistas, proveedores hasta medio ambiente, planeta, empleados, etc.
Para la creación del club D3D el profesor trató de buscar gente afín que fuera receptiva a este tipo de iniciativas.
La primera organización en involucrarse en el proyecto fue Eticentre, ya que existía un trato anterior con ellos y por la creencia del profesor de que es afín a su filosofía de trabajo ya que muchos de ellos conocían anteriormente su teoría y habían trabajado con ella. El primer paso fue dirigirse a Miguel Ángel Benito que es el presidente de Eticentre en la actualidad. Le contó la idea y se mostró entusiasmado, formándose así el embrión del proyecto. Más tarde llegó la incorporación de la UIB a través del Vicerrectorado de innovación.
LIBRO. De acuerdo con sus valores y manera de ver las cosas, creía que la forma de gestionar organizaciones tanto a nivel interno como a nivel externo debía cambiar. Basándose en la teoría integral decidió plantear una alternativa y a partir de ahí publicó su libro. Desde entonces siguió trabajando en él y haciéndolo evolucionar. Lo que en un principio era una cosa alternativa y muy relegado a un tipo de empresas determinadas, en los últimos tiempos ha experimentado una evolución grande de empresas y organizaciones que se están moviendo en la misma dirección.
El docente explica que incluso a nivel internacional hay empresas de gran tamaño que apuestan porque no haya ningún jefe, no tener jerarquía, todo basado en la autogestión.
“En todos los ámbitos las empresas son muy criticadas, lo que está haciendo que vayan evolucionando. Lo que yo veía hace unos años como algo muy alternativo y dirigido solo hace una élite de empresas, ahora puede convertirse en el modelo del futuro, puede ser la única alternativa para gestionar las empresas”, afirma. Para Robledo, la ética y la responsabilidad social no se deben hacer porque sean económicamente rentables sino porque es lo que tienes que hacer, por principios y por valores. El modelo que se ha creado al final es monodimensional, en el que todo va apuntado a maximizar el beneficio, todo se subordina a ello. De ahí, él cree que “es consecuencia el fracaso o decepción que ha supuesto el movimiento de responsabilidad social que muchos, con razón, califican en muchos casos como puro maquillaje y que probablemente no va a conseguir la relevancia y los resultados que se esperan”. “Es porque siempre esa dimensión ética de la empresa se ha subordinado a lo tecnoeconómico y a la maximización del beneficio”, afirma el profesor. Robledo clasifica en su modelo D3D, tres dimensiones en la dirección de empresas. Esas dimensiones son: ciencia, arte y ética. “La dimensión científica es la tecnoeconómica que busca la maximización del beneficio, de la calidad y de la productividad. Hay también una dimensión artística que busca el desarrollo de las personas, de los productos, de los servicios y de la organización en general. Por último está la dimensión ética, la moral”, concluye el docente. Para él, las tres son igual de importantes y están relacionadas. Según señala Robledo, “hay estudios que revelan que si una empresa desatiende una de las dimensiones, al final le va a pasar factura. Los estudios realizados demuestran que las empresas socialmente responsables y que tienen esta visión más integral en sus prácticas consiguen resultados hasta diez veces superiores económicamente que las que tienen el modelo clásico de empresa”. El profesor tiene claro que “si tienes unos clientes y trabajadores con valores equivalentes a los tuyos, y que además están involucrados en el proyecto empresarial, al final funcionas mejor”.
EMPRESAS. Muchas de las empresas del listado están comprometidas con la RSC, pero también hay empresas más tradicionales. Muchas acceden al club a través de sus representantes de RSC, pero el acceso está abierto. Según el profesor, “ha habido una parte de introducción con mi teoría, pero los miembros vamos compartiendo las buenas prácticas, problemas, experiencias... es una iniciativa para que estas empresas vayan desarrollándose”.
El profesor Robledo confía en la puesta en marcha de “alguna plataforma electrónica, grupo de Facebook, página web, con esa misma filosofía de experiencias a través de otros medios más virtuales. Hay una idea de contar con más gente, impartir más sesiones informativas, buscar presupuesto y apoyo para hacer otras acciones de mayor calado”.