Eduardo Manero ha cogido las riendas del ilustre Hotel Royal Plaza de Eivissa, uno de los pocos que se resiste a cerrar sus puertas en la temporada de invierno.
- ¿Qué balance realiza del año 2015 a nivel empresarial?
- El año 2015 ha sido positivo para el Royal Plaza. A nivel operacional, hemos incrementado tanto la ocupación como la producción. No obstante, de lo que estamos realmente satisfechos ha sido del feedback de los clientes, quienes a través de los cuestionarios internos y comentarios en los portales de agencias y OTA's, han valorado positivamente todos los aspectos del hotel: instalaciones, servicios, personal, etc. El índice de satisfacción ha sido el más alto que hemos registrado hasta la fecha.
- ¿Tienen previstas inversiones de cara a la próxima temporada turística?
- En primer lugar, trabajamos en las inversiones de inspiración propia, como fue el año pasado la completa renovación de la terraza, y que ha sido agradecida y celebrada por los clientes durante esta temporada. Aprovechando nuestra inmejorable situación y con unas increíbles vistas sobre Dalt Vila, hemos tratado de crear un pequeño oasis en el centro de la ciudad. Con estas mejoras, hemos tratado de abrir el hotel a los habitantes de Eivissa, celebrando eventos periódicos a lo largo de la temporada, como las cenas de luna llena, las veladas de tapas acompañadas de un Dj, los packs románticos. Por otro lado, este año mejoraremos la insonorización de ciertas habitaciones y aumentaremos la cobertura wifi en cada rincón del hotel, por pequeño que sea.
- ¿Qué previsiones maneja para 2016?
- Como todos sabemos, en Eivissa hay dos temporadas. En verano, el margen de mejora es escaso; es durante el resto del año cuando se pueden mejorar sensiblemente las cifras de ocupación y producción.
- ¿La situación política a nivel nacional puede frenar el ritmo inversor y las perspectivas de futuro?
- Es evidente que nadie se siente atraído por la inestabilidad política, y menos el sector económico. Un profesor de economía en la universidad nos dijo una vez que todo irá siempre más o menos bien en España, ya que tenemos algo de lo que nadie tiene más que nosotros en Europa: sol. Eivissa es un paraíso a hora y media de cualquier capital europea, así que soy optimista.
- ¿Cómo puede mejorar la promoción turística de Eivissa en los meses de invierno?
- Es un tema que tenemos que estudiar desde varios frentes, aunque la conectividad es el vértice sobre el que basculan todas las demás acciones que pretendamos emprender. Da igual el producto que ofrezcamos (naturaleza, gastronomía, etc.), sin vuelos a precios razonables no hay posibilidad alguna de promocionar Eivissa, que está completamente aislada en invierno. En estas condiciones cualquier acción de promoción es estéril. Si se progresase en la conectividad, después habría que adaptar las expectativas a la realidad. No podemos pretender espectaculares cifras de ocupación en invierno, pero sí incrementar sustancialmente el número de visitantes. El sector público debe crear las condiciones para que lleguen los turistas y visitantes a la isla y facilitar la tarea a las empresas (incentivos fiscales, entre otros) para que estas asuman el riesgo de apostar por la temporada baja.
- ¿Cuál es su principal problema?
- La lucha del Royal Plaza es la misma que la del resto de actividades legales de la isla, y es la competencia ilegal. En nuestro caso, los alojamientos no reglados provocan un daño al hotel, y aún peor, al destino en sí. No podemos permitir que exista esta oferta ya que perjudica a la isla. El cliente se siente engañado y ve que la oferta ilegal goza de cierta impunidad.
- ¿En qué medida afectará a su establecimiento el impuesto turístico?
- Aún no manejamos estimaciones de reservas de temporada, por lo que todavía es pronto para saber el efecto que tendrá sobre la ocupación. Todo encarecimiento que no lleve parejo un aumento de calidad repercute negativamente en la competitividad, eso es evidente. Personalmente, más allá de ideologías políticas, no veo sentido gravar con un impuesto el hecho de visitar un lugar. Por otro lado, según sea su aplicación, aún por determinar, corre el riesgo de ser arbitraria, y por ende injusta. Según las primeras declaraciones, piensan aplicarla en los establecimientos hoteleros. Si tenemos en cuenta que este año ya se calcula que alrededor del 40% de los visitantes de la isla se han alojado en establecimientos no reglados, parece evidente que será la misma proporción de turistas la que se verá afectada por este impuesto. Lo que no es justo, y puede llevar a otros turistas a buscar establecimientos no reglados, así que en vez de arreglar un problema, vamos a agravarlo y crear nuevos.