Ignacio Alcaraz abandonó el pasado viernes 27 de octubre la dirección territorial del Banco Santander para incorporarse al departamente de banca mayorista global en Madrid. Deja Mallorca con tristeza, aunque asegura que volverá cada fin de semana a la isla porque aquí está su hogar. Alcaraz, siempre directo, no rehúye ninguna pregunta y responde siempre con valentía y decisión.
Se incorporó a la dirección territorial de Balears del Banco Santander la última semana de julio de 2010, ¿como había sido hasta entonces su relación con Balears?
Prácticamente ninguna, porque yo soy de esta gente rara que no veraneaba en Balears. Había venido en contadísimas ocasiones. Desconocía por completo las Islas. Cinco años después, te confirmo que voy a estar de lunes a viernes en Madrid, pero que todos los fines de semana estaré en Balears, porque aquí está mi casa, aquí está mi hogar, aquí están mis amigos. Desde el punto de vista profesional, el cambio es estupendo, pero personalmente será duro. Soy un mallorquín nacido en Madrid.
Profesionalmente, ¿cómo han sido estos cinco años?
Sobre todo, muy interesantes. Llegué en plena crisis y esto ha condicionado el negocio durante estos años. Una de las primeras operaciones de cierta relevancia que hizo el Santander poco después de mi llegada fue echar un salvavidas a las finanzas del Govern, que estaban en un momento muy delicado. Además, el tejido empresarial estaba muy tocado. El sector turístico ha ido mejorando año tras año.
¿Y el banco?
Hemos empezado a construir las bases para incrementar nuestra presencia. Históricamente, nunca hemos sido tan fuertes en las Islas como en otros lugares. El banco estaba más enfocado hacia las grandes empresas hoteleras y eso provocaba que no tuviéramos la conexión capilar con el territorio. Uno de mis objetivos ha sido, manteniendo la relación con los grandes hoteleros, acercar el Banco Santander a la pequeña y mediana empresa, y a los particulares. No ha sido fácil, pero lo hemos conseguido. Hemos acercado el banco a Balears. Había una cierta imagen de distanciamiento que, honestamente, creo que hemos conseguido corregir.
Entiendo que satisfecho.
Muy satisfecho.
Y ahora al departamento de banca mayorista global.
El Banco Santander ofrece un amplio margen de independencia a las direcciones de los diferentes países en los que tiene presencia. Hay una serie de negocios que son transversales, con independencia del ámbito geográfico. El banco está instalado en 17 países y España solo representa el 13% de la cuenta de resultados. La mayor aportación viene de Brasil, Reino Unido, Estados Unidos y España. Hay productos y empresas que funcionan en todos los países en los que el banco está presente. Mi responsabilidad, en principio, se centrará en los grandes clientes que operan en diferentes países.
¿Cuál será su gran reto en su nueva responsabilidad?
Ya estuve durante 20 años en el departamento de banca mayorista global y antes de fijarme grandes retos quiero aterrizar y analizar la situación actual.
Usted es un profundo conocedor de la realidad de Balears, ¿está en el buen camino?
Hemos de hacer un ejercicio de reflexión serio. Y no lo estamos haciendo por las buenas temporadas turísticas que vienen sucediéndose una tras otra en los últimos años. Se habla mucho del cambio de modelo, pero aún no he conseguido saber de qué se trata.
¿Es necesario el famoso cambio de modelo?
Lo que es necesario, imprescindible, es analizar la razón por la que Balears pierde competitividad desde hace 13 años. Y esto son datos objetivos. Estamos en un momento idóneo para iniciar un proceso de transformación del tejido productivo. Ahora bien, quizás estemos ya en el tiempo de descuento. Hemos de pensar en la sostenibilidad de la economía productiva de las Islas. Si llevamos 13 años consecutivos perdiendo competitividad, es obligatorio analizar la situación.
¿Soluciones?
Es una situación delicada. Para corregir esta situación hace falta inversión en aquellos sectores en los que nos tenemos que apalancar en términos de productividad. No hemos de pensar en traer industrias que hoy no tienen presencia en Balears.
Pero acumulamos buenas temporadas.
Por eso, no es un discurso políticamente correcto alertar del peligro de la pérdida de competitividad durante los últimos 13 años. En todo caso, son datos objetivos. Hay que hacer un diagnóstico realmente serio de la situación y en este sentido, tengo grandes esperanzas en el trabajo de la Fundación Impulsa. Ya sé que su génesis ha sido ruidosa, pero estoy convencido de que nos puede aportar diagnósticos y herramientas. Hoy tenemos puesta la venda de la buena temporada turística que impide ver cualquier signo de alarma. Además, y en relación con la pérdida de competitividad, se ha de considerar que la renta per cápita ha bajado de forma muy importante.
¿Hay que abandonar el monocultivo turístico?
Hoy, sería malgastar dinero apuntar hacia sectores que no tienen presencia en Balears. Hemos de apalancarnos en los sectores en los que tenemos oportunidad de crecer. Y, evidentemente, hemos de apostar por la industria turística. El sector náutico, por ejemplo, tiene una alta capacidad de crecimiento. Quizás tenga más sentido que haya una Formación Profesional del sector náutico que una Facultad de Medicina.
Es obligado preguntar por el impuesto sobre las estancias turísticas.
Su implantación está decidida, aunque en principio yo no soy partidario de cargar con impuestos la actividad económica. Una vez que ya sabemos que será implantada, lo que es esencial es asegurarnos de que el destino de los fondos recaudados sea el anunciado y que no acaben en la caja única. Si esto no fuera así, el discurso de la implantación se desmontaría. Además, tenemos que asegurarnos de que la aplicación del impuesto se haga con cabeza. No se por qué tenemos la extrema necesidad de aplicar el impuesto con carácter inmediato. Quizás pudiéramos hablar de un calendario de implantación, que respetara acuerdos ya cerrados por el sector. Si la necesidad de correr en la implatanción del impuesto viene determinada por la situación financiera, estamos alterando los motivos que dieron lugar a la génesis del nuevo impuesto.
¿Las modernizaciones y reformas hoteleras son el cacareado cambio de modelo?
Desde el punto de vista hotelero, sin duda. No se trata de que vengan más turistas a Balears, sino de ir subiendo paulatinamente el gasto medio. No podemos renunciar a según qué tipo de turistas de golpe, hay que hacerlo con una calendarización adecuada. Hoy en día, todos sabemos cómo es el turista que mayoritariamente viene a Balears. Hay que marcar bien los tiempos, pero es importante que la tendencia de hacia dónde debemos caminar esté clara. El hotelero está viendo que reformar y modernizar es rentable.
¿Fluye ya el crédito en Balears?
Hemos pasado un momento delicado, con importantes restricciones. Ahora, en cambio, vivimos en una sana competición por poner financiación encima de la mesa. Hoy hay unas condiciones tremendamente atractivas.
¿Hemos dicho adiós a la crisis de forma definitiva?
No me atrevo a decir que hayamos dicho adiós a la crisis de forma definitiva. En todo caso, es evidente que se ha producido una sustancial mejora. Ahora bien, insisto en la necesidad de analizar y buscar soluciones. No puede ser que Balears haya perdido competitivad en los últimos trece años. Hay que resolver también la importante tasa de paro que padecemos.