El terremoto de la bolsa china ha sacudido al resto de bolsas mundiales, entre ellas las europeas, que han perdido estos últimos días soportes claves. Desde luego, tiene su parte positiva: las subidas de los últimos meses habían sido verticales, incluso con Grecia a punto de salir del euro se habían aguantado niveles totalmente alcistas, y no se ha dado nunca un año muy alcista sin fuertes recortes en medio. Otro factor para mantener cierto optimismo es ver cómo se han producido estas roturas: algunas semanas aguantando niveles cercanos a los máximos anuales pero cayendo poco a poco, y de repente caídas muy fuertes hacia nuevos soportes. Está claro, además, que en el mes de agosto es más fácil provocar tanto pánico como euforia (la segunda quincena de 2014 fue lo contrario). En el momento de escribir este artículo, dichos soportes se mantienen inalterados, aunque la volatilidad de estos días puede haber provocado perforaciones puntuales.
Nuestro IBEX 35 ha perdido de forma holgada los 11.200/11.000 que le han llevado rápidamente a los 10.800/11.000. A pesar que durante el “lunes negro” de esta semana ha estado por debajo, sí parece fuerte. Por el contrario, el objetivo se sitúa en los niveles en los que se apoyaba anteriormente (esta es una norma fundamental del análisis gráfico: todo soporte se convierte al pasarse en resistencia, y viceversa). El DAX alemán también perdió los 10.900; sin embargo, en este caso los precios en los que ha parado la caída sí eran más que posibles, ya que coincide un punto de retroceso con los anteriores máximos anuales.
Por último, el EuroStoxx 50 ha quedado a medias entre soporte y resistencia. Cierto que en los actuales entornos tiene uno (3.150-3.200) pero el más fuerte lo tiene en los 3.000, precisamente el mínimo del lunes. Evaluar cómo actuará el mercado en septiembre con todo el volumen en marcha puede ser clave para valorar un cambio de carteras.