En los últimos 7 meses el precio del petróleo se ha desplomado más de un 60%, algo que muy pocos podrían prever hace un año. En un país con una dependencia energética del exterior de las mayores del mundo, esto produce un impacto que todos estamos empezando a notar. En el sector turístico además es doble, por un lado, la demanda con mayor nivel de gasto y menos costes para viajar, y por otro, la oferta con menores costes en la operación.
Es obvio que el petróleo es un recurso escaso y contaminante, por lo tanto lo lógico sería que a largo plazo su precio fuese cada vez mayor a medida que la demanda volviese a crecer y por otro se gravase con más impuestos medioambientales proporcionales al “daño que produce al medio ambiente”. La realidad es que hoy está en niveles de hace 10 años y parece que estará así al menos durante 2015. Por lo tanto, gozamos de una ventaja coyuntural.
El sector hotelero lleva años trabajando para reducir su impacto ambiental, lo que supone trabajar en mejoras de eficiencia energética e invertir en energías renovables. Se ha evolucionado mucho en las instalaciones y en el cambio de hábitos y se han mejorado los procesos operativos.
En nuestro caso, Artiem Fresh People Hotels, e imagino que en muchas otras empresas del sector, en los últimos 15 años hemos reducido nuestra huella de carbono en un 44,79%, incrementando la potencia instalada y adecuándonos a las cada vez mayores exigencias de confort de nuestros clientes. Esta mejora de la eficiencia tiene ya poco margen de mejora, y esta vendrá de la implantación firme de energías limpias y abundantes, en línea con los países más avanzados, con una conciencia medioambiental muy elevada y que además hoy son mercados muy importantes para la industria turística.
La situación actual, de ventaja coyuntural, reactivará la demanda, ahora con mayor nivel de gasto, y además gozaremos de los ahorros que supone el descenso del precio de la energía. Sin embargo, muchos proyectos de energías renovables se pospondrán porque financieramente no son lo rentables que se presuponían. Este hecho posiblemente tendrá como consecuencia que la industria de renovables sufrirá una contracción de su demanda y provocará un ajuste importante en los precios de sus instalaciones.
La oportunidad estructural estaría en aprovechar este doble efecto y hacer una “apuesta” contra cíclica implantando sistemas de energía limpia en nuestros hoteles. Así reduciremos los impactos que tendrán nuevas escaladas del precio del petróleo en la operación y seremos más competitivos. Debemos ser coherentes preservando nuestro atractivo principal, el medio natural; estar en línea con la demanda y la conciencia social de nuestros clientes para diferenciarnos de nuestros competidores. En definitiva, estamos ante un momento de bonanza para la innovación y una conciencia empresarial más consciente.