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El salvavidas de las farmacias

Menorca Mao Cooperativa Farmaceutica Menorca COFARME nave en el poligono industrial medicamentos medicinas | Gemma Andreu

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La Cooperativa Farmacéutica Menorquina (Cofarme) es una de las mayores de la isla por volumen de facturación. Se trata de una central de compras y servicios que aglutina a las cuarenta farmacias que existen en Menorca y que permite el abastecimiento necesario para la población.


Desde hace más de sesenta años ofrece una cobertura sanitaria completa a todo el sector insular. Una cooperativa creada sin ánimo de lucro para actuar como mayorista, que se ha convertido en una de las más modernas por su robótica inteligente. Gestiona más de veinte mil referencias y tiene una facturación anual que supera los quince millones de euros. Su consejo rector, integrado por seis farmacéuticos, está presidido por el ciutadellenc Josep María Oleo Forcadas.


La medicina industrial de los medicamentos específicos nació con la intención de eliminar de las estanterías las formulaciones o remedios secretos que hasta el momento habían copado las farmacias. Fue en julio de 1952 cuando en la calle de Sa Lluna de Maó decidieron alquilar un local para poder usarlo como almacén de medicinas, que posteriormente se repartirían en las nueve farmacias que entonces decidieron agruparse. “En aquellos primeros años era muy difícil conseguir un medicamento y que se pudiera obtener para el día siguiente. Había todavía pocos laboratorios que se dedicaran a suministrar específicos en el mercado”, explica el gerente de la Cooperativa Farmacéutica Menorquina desde 2002, Guiem Pons, que se incorporó a la cooperativa en 1975.

“Teníamos claro que nuestra función sanitaria era la primera obligación que debíamos cumplir y por ello se tenían que acumular las medicinas necesarias para que no faltaran en las farmacias”, comenta el gerente. “Y no solo los medicamentos que se vendían sino también los que no se vendían por si en algún momento algún paciente los podía necesitar”, añade. En 1988 se decidió informatizar la cooperativa y todas las farmacias que formaban parte de ella, y nueve años más tarde, en 1997, decidieron comprar un edificio de mil seiscientos metros cuadrados en el polígono industrial de la ciudad para afrontar un crecimiento ordenado. En el edificio de Cofarme también albergan la sede del Colegio de Farmacéuticos de Menorca, que es una delegación del colegio de Balears.

AUTOMATIZACIÓN. Uno de los hitos más importantes de Cofarme en estos últimos años ha sido su automatización, con un proceso de robotización de última generación que empezó en el año 2005 y que finalizó hace dos años. “Tenemos unas 20.000 referencias y 500 proveedores, lo que nos demandaba una gestión muy profesionalizada para controlar los stocks y realizar las compras para atender a las 40 farmacias que tiene la cooperativa. Con la inversión que se ha realizado, se ha conseguido que el 35% de la dispensación se realice prácticamente de forma automática, disponiendo de una intranet que permite a las farmacias ver en tiempo real el estado de los medicamentos así como los pendientes de recibir”, explica Guiem Pons. “La estacionalidad con flujos de población que son variables y el hecho de vivir en una isla también nos condiciona, porque no podemos permitirnos quedar desabastecidos por una semana de mal tiempo”, detalla Pons. “De hecho, tenemos capacidad de suministro durante un mes, lo que equivale a un global de alrededor de dos millones de euros en stock”, explica el gerente. Cofarme está al mismo tiempo integrada dentro de Cruzfarma, un grupo empresarial que provee servicios a farmacias, y también dentro de Unnefar, una cooperativa de segundo grado que engloba nueve cooperativas. Disponen de cuatro furgonetas isotermizadas, tres de las cuales están siempre operativas y una es de repuesto. Se encargan de hacer el reparto correspondiente a las farmacias en diferentes rutas diarias de mañana y tarde.

FUTURO INCIERTO. La incertidumbre sobre la sanidad pública y la cobertura farmacéutica del momento actual pero sobre todo de estos últimos cuatro años de crisis, ha puesto a prueba la capacidad de resistencia de Cofarme y de sus asociados. Los impagos del Ib-salut les han obligado a avanzar dinero y comprometerse ante los laboratorios, con el problema añadido de la bajada de precios de muchos medicamentos que el Govern dispone y que producen un efecto negativo en sus estados financieros por la devaluación de valor de stock en su almacén (la última fue el pasado 15 de julio). “Desde nuestra misión sanitaria, con el propósito desde hace más de 60 años de ofrecer un servicio óptimo, estamos asumiendo el pago y aguantando los retrasos, haciendo un equilibrio constante. El ratio de las farmacias está según decreto en una para cada 2.800 habitantes y no resulta fácil por el volumen de tesorería que representa”, explica Guiem Pons. Para contrarrestarlo, han lanzado últimamente la tarjeta Farmapremium, con la que pretenden fidelizar al paciente a partir de una serie de descuentos. “Ofrecemos conferencias, recomendaciones y actividades que las farmacias están llevando a cabo con una aceptación favorable por parte de los menorquines”, concluye el gerente de Cofarme.

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