Santi Serra (Madrid, 1973) es una persona inquieta, y así se define él. No para ni un momento, pero contagia su pasión por los fogones y por las nuevas creaciones culinarias. Este nerviosismo es lo que le llevó, hace tres años, a arrancar Private Chef Ibiza, una empresa que se encarga de servir comidas y cenas a todos los interesados sin que éstos se muevan de su casa. Un grupo de profesionales se trasladan a su vivienda y, como si se tratara de un restaurante, le hacen y le sirven la comida al momento. Luego se marchan, sin dejar ni rastro.
“Empecé un poco por casualidad, terminé mi periodo como gerente del restaurante Sa Capella (Eivissa) y necesitaba algo que me motivara y que no fuese monótono. Me ofrecieron trabajar de chef privado todo el verano para un cliente sirio y su familia, y me apasionó”, señala Serra, licenciado en dirección hotelera por la universidad superior de Sant Pol de Mar (Barcelona) y curtido en cocinas de diferentes establecimientos hoteleros de Eivissa de la mano del chef Felipe de la Peña.
Serra ha ejercido como asesor gastronómico y consultor hotelero, lo que le ha llevado a abrir más de quince establecimientos hosteleros en Madrid y Barcelona, y ha sido profesor en la escuela de hostelería de Eivissa durante once años. La última aventura en la que se encuentra inmerso es la puesta en marcha de varios hoteles del empresario Marc Rahola, como el OD Port Portals (Mallorca) y los apartamentos Ryans (Eivissa).
LOS INICIOS. Serra inició su carrera con Private Chef Ibiza sin ningún tipo de ayuda y en un entorno económico totalmente desolador. Pero sus ganas y su inquietud le llevaron a presentarse, según relata, a más de medio centenar de agencias especializadas en clientes de alto standing “y poco a poco me empezaron a llamar y a darme su confianza”. “Me apasionó el poder cocinar cada día algo diferente y sorprender a diario al cliente, siempre dándole más de lo que espera”, indica Santi Serra.
Ahora, tres años después, puede presumir de haber dado de comer a personas VIP, muchas de las que ni desvela su nombre. Entre las anécdotas que recuerda, destaca que una agencia de Londres lo llamó a las seis de la madrugada explicándole que un cliente había despedido a sus cuatro chefs en dos días. “Me pidieron si podía ir a la villa a darles de comer y probar. Les preparamos un pollo asado relleno de limón con tomillo y laurel y unas patatas ibicencas con romero con una ensalada verde. Al acabar, el cliente me miró, me dio un abrazo y nos pidió que nos quedáramos hasta el final de sus vacaciones. Accedimos encantados. La cliente era Elle Mcpherson, con la que tuvimos que firmar un contrato de confidencialidad”, explica Serra. Otro momento que le ha dado Private Chef Ibiza es el que vivió el año pasado cuando un cliente mandó a su chef desde Nueva York en un jet privado solo para ver cómo hacía el tartar de atún. “Es algo anecdótico pero muy satisfactorio”, concluye.
A pesar de llevar solo tres años con la empresa, Serra ya ha perdido la cuenta del número de personas a las que ha servido. Ahora, con la temporada estival a punto de arrancar y con el invierno dedicado a impulsar proyectos hoteleros, sus clientes están a punto de llegar a Eivissa y Santi Serra ya tiene los fogones en marcha para empezar a cocinar.