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Las bisagras menorquinas que conquistan el mundo

Carles Mascaró Pons

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Hablar de Metalurgia Pons es hablar de una empresa que lleva casi cien años haciendo las cosas bien y que ha conseguido posicionarse como una de las pocas industrias europeas de mayor especialización en fabricación y comercialización de bisagras.
Fundada en 1923 por Cristóbal Pons Pons, se abrió al mundo a principios de 1983 gracias al empuje y la tenacidad de un visionario como Bernat Pons Casals, y tiene hoy en día su cuarta generación al frente, con sus hijos Bernat e Isabel siguiendo su ejemplo. La empresa fabrica y comercializa cada año más de 15 millones de bisagras que se venden en 48 países desde Menorca, un hecho excepcional nacido de un negocio familiar local que supo adelantarse a los tiempos gracias a la exportación.

ORÍGENES. Como han publicado los investigadores de la historia económica e industrial de Menorca, la Industrial Metalúrgica fundada en 1923 en Alaior por Cristóbal Pons Pons con la colaboración de su socio Joan Ginart y el mecánico de origen alemán Otto Froëhlich Bub, fue una empresa absolutamente pionera y precursora, con un extraordinario protagonismo en la economía local de la época dorada de la industrialización después de la Guerra Civil. A principios del siglo XX, Pons había puesto en marcha un taller de confección de monederos de malla y fue uno de los primeros en innovar la mecanización, superando el sistema precario de la malla soldada a mano. Con la caída de los mercados de los bolsos y monederos de plata, el negocio tuvo que tomar un nuevo rumbo de producción y fue entonces cuando se pasaron a la fabricación de bisagras y otros artículos de ferretería.

La empresa no pudo dar el gran salto productivo hasta que llegó el servicio eléctrico a Alaior, pasando de afrontar una producción artesanal y artística a poner las bases de una industria metalúrgica. En el taller de la calle Pozo de Alaior trabajaban también sus hijos Estanislao Pons Carreras y Toni Pons Carreras que fueron asumiendo las riendas del negocio, hasta que en 1982 su sobrino, Bernat Pons Casals, se puso al frente con la inquietud clara de crecer y expandirse más allá del mercado nacional.

PRIMERA FERIA. Los primeros pasos que Bernat Pons Casals quiso dar fueron pensando en la exportación. En Balears no había ninguna otra empresa de su gremio y por eso decidió ponerse en contacto con una asociación catalana de ferretería, en la que consiguió entrar después de mucha insistencia. “Sonaba un poco exótico que en Menorca, desde un pequeño pueblo casi desconocido como Alaior, existiera una empresa que fabricaba bisagras y quisiera exportar en los años 80”, explica su hija Isabel.

De hecho, no solo les convenció, sino que consiguió introducirse y poder formar parte de las primeras misiones comerciales y las primeras ferias. “La primera fue en Alemania, donde de hecho se celebra la feria más importante del sector y pudo estar como observador de todo cuanto sucedía; aunque al año siguiente ya llevó las primeras bisagras para vender”, añade Isabel. En 1985, además de los clientes nacionales que Bernat fue haciendo uno por uno, consiguió los tres primeros europeos: un holandés, un suizo y un alemán, que todavía siguen y, como dice Isabel, “se han convertido más en amigos que clientes”.
Mientras tanto, el viejo taller empezó a quedar pequeño para el nuevo ritmo de producción. Por eso, en 1992 decidió fusionarse con otra empresa de Alaior que disponía de una nave en el polígono industrial. Sintes y Petrus eran también dos menorquines fabricantes de bisagras que tenían una sociedad y hasta la jubilación de ambos estuvieron trabajando juntos. Luego Bernat Pons Casals les compró su parte y volvió a retomar el nombre societario familiar de Metalurgia Pons, La Industrial Metalúrgica.

NUEVOS MATERIALES.Las misiones comerciales se sucedían como también lo hacían las ferias a las que cada año Bernat Pons acudía. “Otra de las primeras cosas que descubrimos gracias a la asistencia en ferias, especialmente en la de Alemania donde no hemos dejado de asistir desde hace treinta años, fue la utilización de nuevos materiales como el acero inoxidable”, explica Bernat Pons Mascaró, hermano de Isabel. “Los alemanes nos enseñaron a trabajar el acero inoxidable porque cuando llegamos allá descubrimos que era el material del futuro, aunque aquí casi nadie lo conocía ni sabía utilizarlo, ya que las bisagras se trabajaban con hierro y latón. Esto también fue una mejora clave que nos hizo muy competitivos. El acero inoxidable era complicado para los utillajes porque no era tan maleable como el hierro. Era caro y difícil pero aprendimos mucho”, explica Bernat.

“Cuando se extendió a España, nosotros hacía años que estábamos preparados. Muchas peticiones que nos venían las podíamos servir porque conocíamos muy bien el material y podíamos ofrecer un precio competitivo. Hoy en día, el 80% del producto que hacemos sigue en acero inoxidable”, concluye. Bernat Pons Mascaró se incorporó en la empresa hace 14 años, primero en el taller mecánico, la matricería, y poco a poco se fue incorporando a las oficinas, después de adquirir una buena base de producto que poder ofrecer en las misiones comerciales. “Ni mi hermana ni yo hemos sido buenos estudiantes, pero en cambio nos hemos formado trabajando muchas horas al lado de nuestro padre, que fue un maestro excepcional. Tristemente, el año pasado nos dejó pero hemos podido seguir adelante gracias a su ejemplo y el equipo de personas que había creado”, explica Bernat. “El reto de fabricar desde Menorca sigue siendo un elemento que pesa más en el corazón que la cabeza, porque seguramente hay un balance económico diferente de estar aquí o estar en Barcelona, pero la gente con la que trabajamos está implicada desde los 16 años, está especializada para hacer un producto de calidad como el que hacemos y esto tiene mucho peso”, concluye.

ADAPTACIÓN. El tercer secreto del éxito que ha mantenido la estela de crecimiento de Metalurgia Pons ha sido atender todas las peticiones de fabricación. “Fabricamos todo tipo de bisagras, para un mueble clásico, un barco, un coche o una taquilla de un gimnasio, y casi nunca hemos tenido un no por respuesta. En el sector nos hemos ganado un prestigio de rapidez y seriedad en los plazos de entrega porque piensa que los alemanes, por ejemplo, no dejan que te equivoques y cuando hablan de plazos de entrega, tienes que cumplirlos. En este sentido, hemos llegado donde otros no lo han hecho”, afirma Bernat Pons.

“Incluso en tiempos difíciles hemos asistido a todas las ferias, a parte de la exportación sin la cual hoy en día seguramente no estaríamos vivos. Cuando las recetas empresariales de tiempos de crisis eran las de la exportación, nosotros llevábamos aplicándolas treinta años y por eso nuestra exportación ha crecido todavía más en los últimos cinco años, del 30 por ciento hasta superar más del 50%” explica Pons.

“En Dubai, por ejemplo, hace cinco años que hemos llegado y hoy tenemos pedidos en Jordania, Arabia Saudita o el Líbano aunque nos ha costado mucho entrar”, afirma. “Pero nos queda mucho por hacer, casi cada semana estamos viajando y nuestro taller está innovando en utillajes nuevos para ofrecer soluciones nuevas”, concluye como reto de futuro.

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