Los meses de marzo y abril son sinónimo de inicio de la actividad para los agroturismos y hoteles rurales de Balears y este año lo hace con más oferta que nunca: un total de 269 establecimientos dedicados al turismos rural, lo que supone doce establecimientos más.
Estos días, la mayoría de estos establecimientos abren de nuevo sus puertas al público después de tres meses de parón. Pero no siempre ha sido así. Hace solo dos años que muchos de agroturismos cierran los meses de invierno. “Esto no había pasado antes, los agroturismos de la Serra de Tramuntana tenían abierto todo el año, ahora se han visto obligados a cerrar”, se lamenta el presidente de la Associació balear d'Agroturismes i Turisme d'Interior, Miquel Artigues. En Eivissa, solo 3 de los 24 agroturismos de la isla tienen abierto los doce meses. Y en Menorca otros tres de los 17 existentes mantienen la actividad en temporada baja.
La estacionalidad es el principal problema con el que se enfrontan este tipo de establecimientos ligados a un concepto de turismo cultural, de calidad y alto standing económico. Para sus propietarios, el objetivo a conseguir sería tener abierto todo el año o, como mínimo, “poder ampliar la temporada unos meses y luego rotar entre todos para que siempre haya establecimientos abiertos”, comenta Joan Planells, presidente de la Asociación de Turismo Rural de Sant Joan de Llabritja, en Eivissa.
Lo cierto es que este tipo de turismo rural está consolidando posiciones. El año pasado los agroturismos de Balears tuvieron una ocupación de cerca del 90% durante los meses de junio a septiembre, según asegura Miquel Artigues, unas cifras que confían repetir este 2014. Pero no por ello los empresarios dejan de recriminar a las administraciones que no se realicen más acciones contra la estacionalidad y, en especial, por la falta de conectividad aérea entre Europa y Balears durante la temporada baja. “Casi no hay vuelos con la Península y menos con Europa, y los que hay son carísimos, ¿cómo podemos hacer campañas de promoción en estas condiciones?”, lamenta el presidente de la entidad balear. Unas palabras que también confirma Adoración de la Torre, responsable de Agrame, asociación de agroturismos de Menorca. Precisamente De la Torre es una de las pocas propietarias menorquinas que no cierra durante la temporada de invierno pero asegura que “por muchas promociones y ofertas que haga, si no hay vuelos, no puede haber clientes”.
Para captar más clientes, Miquel Artigues asegura que hace tres años que los agroturismos no han incrementado sus precios, aunque “sí han aumentado los impuestos y los gastos para el empresario”, matiza. Con ello, los agroturismos quieren consolidarse como una alternativa cultural y de calidad al turismo isleño.
Las estancias en los agroturismos son muy diversas, tanto por lo que respecta a precios como a actividades que ofrecen. Podemos encontrar estancias que van desde los 50 euros la habitación a los 1.100 euros por noche. Sobre las actividades, Artigues destaca que “el turismo gastronómico tiene filón y en los últimos años hemos visto cómo se han incrementado actividades como la elaboración de su propio aceite, mermelada o incluso vino. El turismo ahora lo demanda”, asegura el presidente de la entidad balear que tiene como objetivo ayudar a los agroturismos a la captación de clientes y que estos puedan abrir todo el año como hacían antes.
INCREMENTO EN 2013. Al analizar la situación de los agroturismos en Balears destaca que el pasado año hubo un notable incremento del número de agroturismos. Según los datos de la Conselleria de Turisme, en 2013 se abrieron 11 agroturismos y 1 hotel rural nuevos en Balears, lo que supuso 252 plazas hoteleras más las 5.051 existentes. En total el Govern recibió hasta 30 nuevas solicitudes de apertura.
Este aumento, según constata Miquel Artigues, se debe a la nueva Ley de Turismo que eliminó la obligatoriedad de que los establecimientos de turismo rural debieran solicitar la declaración de interés general, por lo que se agilizaron los trámites y se otorgaron muchas licencias pendientes. “La declaración de interés público iba en contra de nuestra filosofía porque no es un cambio de actividad, sino que es un complemento a la actividad agraria”, argumenta y recuerda que “antes teníamos que esperar 5 o 6 años a que nos llegara dicha declaración, ahora los trámites van a ser más rápidos”.
Otra de las modificaciones de la nueva norma impulsada por Carlos Delgado ha sido la decisión de “eliminar el límite de habitaciones por establecimiento, que estaba fijada en 10 plazas”, añade Artigues. Pero todavía ha habido más cambios. Ahora para abrir un nuevo agroturismo o hacer obras tampoco será necesario una evaluación del impacto ambiental. Así, con la nueva ley, se fija que un establecimiento para ser declarado como agroturismo debe estar ubicado en una construcción anterior al año 1960, situado en suelo rústico y en una finca o fincas que tengan una superficie mínima de 21.000 metros cuadrados. En cambio, en un hotel rural, la antigüedad de la edificación está fijada en el año 1940 y la superficie mínima del terreno es de 49.000 metros cuadrados. La característica más importante, según Artigues, es que se mantiene que en ambos casos se exige una mínima actividad agrícola. La Associació balear d'Agroturismes i Turisme d'Interior que preside desde el pasado mes de enero Miquel Artigues congrega unos 97 socios y se creó hace 29 años con el “la idea de preservar las possessions de Mallorca”, asegura el presidente. Hoy Mallorca cuenta con 182 establecimientos declarados como agroturismos y otros 33 hoteles rurales.
COMPETENCIA ILEGAL. En cambio, en Eivissa hay declarados 24 agroturismos y 7 hoteles rurales. Joan Planells reclama un mayor control de la oferta ilegal que prolifera en la isla. “La oferta ilegal o alegal, como la quieran llamar, es un cáncer para nuestro sector y puede llegar a ser muy peligroso para este tipo de turismo. Cuando un cliente se va insatisfecho, no habla del establecimiento sino del destino turístico, por lo que nos perjudica a todos”, explica contundente. Y es que este tipo de alojamientos turísticos están en auge, tanto por la declaración de la nueva ley, como por las perspectivas que genera. De momento, Manacor o Binissalem están pendientes de abrir dos nuevos.