Fernando de Rojas escribió La Celestina. Este dato, posiblemente, lo tengamos casi todos en mente y, a decir verdad, poco más se sabe de él. Algo que quizá escape al conocimiento popular es que De Rojas también fue jurista y pesquisidor real(una suerte de investigador). Esta última faceta es, precisamente, la que cautivó al escritor y doctor en Filología Hispánica Luis García Jambrina, quien presentó ayer en Quars Llibres dentro del festival Febrer Negre su última entrega de su serie de novelas históricas, El manuscrito de sangre, séptimo título protagonizado por Fernando deRojas como una especie de detective medieval.
En esta ocasión, De Rojas acude a Roma desterrado de su propio país para indagar en la muerte del papa Alejandro VI, el español Rodrigo Borgia. Así pues, en las páginas del libro asistimos a las intrigas políticas y episcopales que no solo hacen desfilar una retahíla impresionante de nombres como los Borgia, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel o Nicolás Maquiavelo, sino que también dibujan una reflexión acerca del poder.
Tolerancia
Jambrina comenta que su personaje, De Rojas, tras 7 novelas ha «evolucionado desde las primeras, cuando era un joven estudiante, hasta ahora, en torno a los 60 años». Este progreso le ha tornado «más escéptico, pero sin llegar a ser cínico», sino que «se mueve entre mundos diferentes, desde los bajos fondos a la corte, lo que le hace también comprensivo y tolerante como creo que era la Celestina», indica el escritor.
Por otro lado, sobre la selección del contexto, Jambrina comenta que «es una novela proyectada desde hace tiempo en la que quería sacar a De Rojas de su zona de confort y del ámbito hispano para enviarle a la ciudad donde se cuece todo: Roma». Además, en un momento con un papa español y con las intrigas sobre quién le sucedería, lo que ubica al personaje principal en un momento turbulento y en el que se generó una leyenda negra sobre los Borgia quienes, según Jambrina, «no eran más corruptos que los papas anteriores».
Es también el inicio de «la política moderna», en la que, según Jambrina, «impera la mentira» y en la que «para mantener el poder todo vale. Estamos en una época muy maquiavélica en la que hay hipocresía y mala conciencia», juzga el autor.
Sobre la verdad o la ficción del hecho de que Fernando de Rojas pudiera investigar casos como los que indaga en las novelas de Jambrina, el novelista apunta a que se sabe que el autor de La Celestina se formó en Derecho y ejerció como jurista: «Iba a una aldea, con un escribano, montaban la mesa, sacaban los papeles, y la gente presentaba denuncias y quejas.Él escuchaba a las partes y luego emitía una sentencia. Por lo que fue pesquisidor». Eso sí, alguna licencia se ha tomado Jambrina: «La libertad que me tomo es que trabaje en casos grandes para los Reyes Católicos».
Finalmente, Jambrina también valora el «auge» de género de la novela negra por ser un formato que «permite explorar la sociedad, indagar en la psicología criminal de los personajes y admite otras tramas paralelas» además de «investigar sobre grandes temas como el poder», comenta el escritor.
Es que en la "política" actual, a falta de ideas -no las tienen, todo es ansia de gestionar el Presupuesto- todo el mensaje es "vota contra"...