El pasado mes de abril, Miquel Àngel Vidal se proclamó ganador del Premi Antoni Vidal Ferrando de Narrativa que otorga el Ajuntament de Santanyí. Lo hizo con la novela que ahora edita el sello Adia y que lleva por título Vint-i-cinc dies d’agost i tres dies de setembre, y que supone para el de Binissalem un intento de autoponerse un «reto» y dar con una «cierta renovación» en el género de la novela negra. Así, a través de una historia coral, Vidal construye un entramado de varios personajes que dan como resultado una explícita crítica a la corrupción policial en la que es «una de mis historias más asequibles» desde el punto de vista del ritmo y la densidad.
Detalla Vidal, que es licenciado en Filología Hispánica y doctor en Filologia Catalana, que en su opinión en la literatura catalana hay «un gran desprecio a la novela histórica» y, sin embargo, «un gran aprecio a la policíaca», a pesar de que «las grandes novelas de la literatura catalana son más históricas del primer caso». En este sentido, se muestra contundente Vidal: «No conozco ni una de las grandes novelas catalanas que sea policíaca» que bebe de unos clichés que «habría que romper».
Sin pretender ser él mismo quien dé los martillazos al género, sí es cierto que Vidal reconoce haberse puesto «el reto» de «buscar elementos no tópicos» para construir Vint-i-cinc dies d’agost i tres dies de setembre.En este sentido, el libro de Vidal se caracteriza por «la dispersión narrativa», con varios personajes creando una historia coral, una huida del entorno urbano por un lugar «inconcreto», etcétera. En resumidas cuentas:«Conozco bastante bien la novela negra y quería hacer algo totalmente diferente, buscar una cierta renovación. Que la etiqueta no ahogase lo que quería contar», señala Vidal
Todo ello, claro, sin olvidar que seguimos en un entorno policíaco, lo que permite a Vidal no solo «denunciar la corrupción que está en todos lados», sino hablar de «policías de carne y hueso», teniendo referencias verídicas de personas que han servido en el Cuerpo como Óscar Navarro, que es ahora abogado.
Todo lo mencionado le sirve a Vidal para «poner un espejo delante de lo que veo como escritor, la realidad que te envuelve», algo que no solo se aplica a los autores de novela negra sino «a todos». Aunque con la salvedad de que el género explícito ayuda a «hablar de la condición humana, la sociedad y a hacer una radiografía de lo que ocurre».
Proceso
Sobre el proceso mismo de escritura, explica Vidal que «como la mayoría de novelas, esta se ha construido a lo largo de los años. Casi 12 en este caso. Hice un argumento sólido y tiré del hilo», teniendo en el «encontrar el lenguaje adecuado», uno que fuera «ágil, espontáneo, pero denso», su mayor dificultad. El resultado es el que para el autor sería «el más accesible» de sus libros, uno en el que el diálogo y la narración se turnan las páginas casi a partes iguales.
Vidal se proclamó ganador del Premi Vidal Ferrando de narrativa, algo que le hace especial ilusión por ser el autor que da nombre al reconocimiento uno «al que admiro mucho», aunque hace la salvedad de que los premios literarios «no son la panacea» porque «uno gana y pierden 40 o 50», pero son «una gran ventana» porque «el mundo editorial es bastante restringido, aunque tengas un nombre». «Casi todo lo que he hecho de creación ha salido con premios», sentencia.