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La Nit de l’Art esquiva la DANA y logra congregar a miles de personas

La 28 edición se ha celebrado este sábado con una gran acogida, pese a la incertidumbre inicial

La Fundación Barceló acogió una gran muestra colectiva de ADEMA. En la imagen, una pieza de Joan Costa, también presente. | Teresa Ayuga

| Palma |

Parecía que la Nit de l’Art estaba en peligro, pero, aunque no podemos decir que finalmente el sol brilló –cómo nos gustan los finales felices, maldito Disney–, sí es cierto que la 28 edición contó con mucho menos público de lo habitual. Y es que este mismo viernes, a menos de 24 horas del gran día, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) activaba la alerta naranja por precipitaciones y, con ello, ponía en el peor de los escenarios esta cita convocada por la asociación de galeristas Art Palma Contemporani.

Sin embargo, el sábado arrancaba con una mañana soleada y no eran pocos los que se burlaban de la DANA por la que muchos programadores aplazaban las citas al aire libre, como conciertos o mercadillos. Con todo, hacia el mediodía, los cielos oscurecían y también lo hacían los ánimos de algunos galeristas, que llevaban meses preparándose para esta gran fiesta del arte contemporáneo; pero también los de todos aquellos fieles a la Nit de l’Art, que no son pocos.

Recorrido

Muchos eludían hablar del tema meteorológico, con la confianza de que si algo no es nombrado no existe; pero, muy a su pesar, las conversaciones sobre el tiempo han sido recurrentes a lo largo de toda la velada, desde el arranque oficial del recorrido en la galería Fran Reus a las seis de la tarde –puntualísimas, por cierto, todas las autoridades, lideradas por Marga Prohens, Llorenç Galmés y Jaime Martínez, y eso que cuando llueve en Palma todo parece colapsarse– hasta el fin de fiesta –también ‘oficial’, teniendo en cuenta las autoridades– en La Misericòrdia sobre las 21.00 horas. Incluso ha habido quien bromeaba con que sería una buena idea, ya que hablamos de un evento de tarde-noche, que se celebrara en junio o julio, cuando las veladas son más secas en cuanto a precipitaciones, pero más calurosas. En cualquier caso, como se suele decir, nunca llueve al gusto de todos –nunca mejor dicho–.

Pero, como bien ha destacado Fran Reus, presidente de Art Palma Contemporani, ni la pandemia pudo cancelar la Nit de l’Art, que se celebró, eso sí, en una jornada diurna, con mascarillas y aforos limitados. Pero volviendo al asunto artístico, que es lo realmente importante aquí –estos mismos cambios temáticos también se produjeron ayer–, las decenas de galerías y demás espacios expositivos fueron recibiendo a los asistentes con ritmos bastante diferenciados, aunque todos ellos con la efusividad festiva que caracteriza esta cita. Al principio, eso sí, dominaba la incertidumbre de no saber –ni galeristas ni visitantes– qué pasaría con la Nit de l’Art, de si «aguantaría» o no. La Plaza Mayor, por ejemplo, al principio lucía una estampa desangelada, pero desde Arte Visión pudieron volver a programar la gran muestra que tenían prevista. Así, con el transcurso de las horas, los cielos se despejaron y los ánimos, cómo no, mejoraron.

De hecho, los que empezaban tímidamente a montar los refrigerios para los visitantes, animaron el ritmo al ver que la gente se iba acercando, muchos de ellos turistas. Coincidía Mercedes Estarellas, de Kaplan, en Santa Creu, quien afirmaba que los extranjeros están «realmente interesados por el arte contemporáneo», así que «vienen antes porque saben que luego estará a rebosar».

Propuestas

La de ayer, efectivamente, era la convocatoria con más propuestas artísticas, que ya se contaban por una treintena si tenemos en cuenta solo las que forman parte del programa de la asociación, lo que hace totalmente inviable poder detallarlas una por una.

La Galeria 6A, por ejemplo, se unía por fin oficialmente al evento con la colectiva R-VI, protagonizada por una decena de artistas de diferentes generaciones y procedencias, con Rafel Bestard como representante mallorquín. Como suele pasar en espacios más pequeños, había más gente fuera que dentro, comentando la exposición –y otras cuestiones, porque para eso también está la Nit de l’Art, para reencontrarse y retomar charlas pendientes–. La misma estampa ofrecía la Galería Gabriel Vanrell, que tenía como protagonista a Fernando Suárez, o la Pelaires, aunque en este caso las reuniones se desplegaban también en las diferentes salas y el patio.

Otro de los centros con más éxito fue La Misericòrdia, que se estrenó el año pasado con largas colas para acceder al Aljub y que ayer, aunque no fueron tan kilométricas, sí quedó demostrado que la propuesta sigue despertando el interés de la ciudadanía. Aparte del Aljub, también se podían contemplar las muestras de CCA de Andratx, la Maior de Pollença y La Bibi de Establiments y, como novedad, se sumó la capilla, con una exposición de pieza sd de cerámica en colaboración con el Ajuntament de Marratxí, y, como broche final, una quinta muestra en el edificio anexo al Pati dels Homes, titulada Més enllà del zero, de Josep Santamaria, comisariada por él mismo y Óscar Manrique.

Es Baluard tampoco se ha quedado atrás ni mucho menos. Y no es de extrañar, porque el centro de arte contemporáneo más importante de las Islas recibía una gran variedad de propuestas, entre ellas SIDA. Una historia silenciada en el contexto balear, un proyecto a medio camino entre la investigación, la crítica y la expresión comisariado por Jesús Alcaide; y, por otro lado, Toda utopía pasa por la barriga, que repasa los últimos cinco años del artista cubano Carlos Garaicoa y realizado en colaboración con el CAAM de Gran Canaria.

De nuevo, las calles de Sant Feliu y Sant Jaume, de por sí ya transitadas, estaban entonces abarrotadas; también el Casal Solleric y Can Balaguer, que acogían los proyectos de Concha Jerez y Cecilia Paredes por una parte, y Mar Guerrero y Cristina Vinyals, por la otra. Así las cosas, al menos al cierre de esta edición, parece que se puede afirmar que la 28 edición de la Nit de l’Art sí ha logrado sobreponerse al mal tiempo y que la historia, por fin, sí tenia un final feliz.

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