Pere y Clara Fiol son padre e hija. Él, guitarrista, se formó en la música clásica e interpreta sobre todo un repertorio romántico. Ella, por su parte, es una de las componentes del conocido trío Marala, cuya propuesta bebe de la música tradicional y d'arrel aunque pasada por el filtro de la contemporaneidad. A pesar de las distintas trayectorias, la pasión compartida y la complicidad inestimable han contribuido a la formación de un dúo con el que ya han actuado en algunas ocasiones por la Isla, como en el Col·legi d'Arquitectes. Sin embargo, este jueves, en el Can Gelabert (Binissalem) protagonizarán un concierto muy especial. Será a las 20.30 horas y la entrada es gratuita.
«El dúo es un proyecto que se ha gestado toda la vida porque siempre hemos tocado juntos, especialmente en sobremesas familiares, aunque también hemos actuado en algún espacio, casi siempre con un repertorio conformado por tangos o boleros. Para esta cita, en cambio, desde Can Gelabert nos pidieron un concierto en catalán, así que hemos preparado unas canciones a propósito», avanza Clara Fiol, que también ha publicado los poemarios Miloques i rabasses (Documenta Balear, 2018) y Còrpora (Adia 2022).
De esta manera, en Binissalem han apostado por un repertorio basado en gran medida por la Nova Cançó. «Es un territorio en el que ambos nos sentimos cómodos», coinciden padre e hija. «En realidad es una propuesta muy sencilla, pero es que es pretendidamente honesta; ya está bien que sea simple. Nuestro planteamiento es que sea algo parecido a invitar al público a compartir mesa juntos, que sea muy cercano», expresan.
«Decir que es un proyecto sencillo no quiere decir que no haya un gran sentimiento detrás, sino que es una música fácil de escuchar. Es un repertorio en el que ninguno de los dos hemos tocado porque cada uno tiene su trayectoria, pero es el punto de encuentro entre nuestros mundos», añade Pere Fiol.
En este sentido, el artista insiste en que entre ambos existe una complicidad muy especial. «Los dos estamos muy acostumbrados a tocar con otra gente, pero tocar con tu propia hija no tiene precio, es algo insuperable. Además, la experiencia hace que afloren muchos recuerdos de cuando Clara era pequeña y cantábamos juntos tangos de Gardiel. La emoción que siento cuando hacemos música juntos es otro límite», cuenta.
Por su parte, la cantautora reconoce también su emoción de poder compartir este proyecto con su padre aunque, admiten, no saben cuándo volverán a ofrecer otro concierto. «Está bien no hacer muchos conciertos porque es algo tan especial que resulta un poco extraño profesionalizarlo tanto. Es muy íntimo, pero es cierto que es como si invitáramos al público a algo muy nuestro; así que está bien que nos lo guardemos un poco para nosotros», concluye Clara Fiol.