Una nueva aventura para Sherlock Holmes se despliega en las calles de Palma. Así la narra Bernardo José Mora en su nueva novela Escándalo en Mallorca.
¿Cuál ha sido su proceso de inspiración ?
—Se trata de un pastiche holmesiano. Siempre he sido un apasionado del pastiche, tenía en la cabeza hacer una historia con Sherlock Holmes, y hace unos años descubrí la existencia de una persona real, la trapecista, cantante y bailarina, Bella Geraldine que estuvo en Mallorca en el año 1899. Y al ver este personaje, me pareció muy holmesiano y pensé en hacer algo con él y con Holmes.
¿En qué se basó para construir la historia ?
—Leí mucho la prensa de la época y además de la historia central, quise tomar otra real ocurrida en Mallorca de un marino en el puerto. Así que, fui tomando mucha información de la Palma de aquel tiempo con personajes reales, como el comandante de la guardia de Palma. Intenté que fuera una novela de ficción, pero con los mayores rasgos históricos posibles.
¿Son los personajes reales o ficticios?
—La mayoría son robados y reales, alguno es ficticio. También desde el principio quise que el personaje de Holmes fuese reconocido, que no fuese una parodia, pero quería darle toques personales y darle cierto toque de humor. Además, quise tomármelo como un juego, pero siguiendo unas reglas. Pues, por ejemplo, en el caso del personaje Holmes, hay que tener en cuenta que este tiene una cronología que yo no puedo cambiar. Entonces yo procuré hacer una historia que fuera reconocible, dándole un toque personal. De hecho, me salió algo más ingenuo y no tan perfecto.
¿Por qué motivo quiso retocar este personaje?
—Viene porque me molestaba el tema de los disfraces, no me podía creer que no se diesen cuenta de que era Holmes. Entonces aquí quise vengarme un poco y entonces incorporé algunos fallos en sus deducciones. Quería que fuera un homenaje y no una parodia.
Describe la cotidianidad de la época en la Isla, ¿hubo una gran investigación para ello?
—Gran no porque existe internet, y en aquella época había bastantes viajeros que venían a Mallorca y tenían la costumbre de escribir su paseo y me encontré la narración de una familia. Tampoco quería excederme en las descripciones, primero por temor al fallo y tampoco quería que fuera un documental. Quería dar lo justo para ambientar el asunto.
¿Es una novela ligera?
—Sí, tiene 160 páginas porque siempre digo que hay bastantes cosas que leer para que se pierdan dos semanas leyendo la mía, así que dije: hago una corta para poder ser leída en tres tardes. Más de 400 páginas no le tolero a ningún autor vivo a excepción de Miquel Alzamora.
¿Qué capítulo fue más difícil de escribir?
—El último, porque me costaba la despedida final.
Un personaje es periodista de ‘Última Hora', ¿por qué decidió hacer alusión a este periódico?
—Necesitaba a alguien que estuviera en todas partes y dentro de la trama sin molestar, me venía muy bien que fuera un periodista. Y pensé: ¿qué mejor periódico que Ultima Hora ? Además, me vino muy bien para recopilar datos sobre uno de los episodios que aparecen en la trama.
¿Qué otros géneros suele tratar en sus novelas?
—Últimamente me doy cuenta de que valgo para todo, pero es verdad que mis dos primeras publicaciones son de temática deportiva. Pero también me gusta tratar el humor, sobre todo en mis artículos en el periódico. Al margen, mis otras novelas tienen muchos toques de humor.
¿Qué proyectos futuros tiene en mente?
—Tengo una idea en la cabeza para cerrar mi trilogía de Palma, para así tener una tercera ambientada en la ciudad y me gustaría que fuera en la época de posguerra, también de 160 páginas máximo, pero de momento solo es una idea que tengo.