El Centre Internacional de Fotografia Toni Catany de Llucmajor ha inaugurado este viernes la exposición Un pas al costat, una muestra que plantea un diálogo entre dos autores fundamentales de la fotografía del siglo XX, y profundamente admirados por el propio Catany: Jacques Henri Lartigue y André Kertész, fotógrafos pioneros cuyas imágenes forman parte del imaginario colectivo. Está comisariada por Marion Perceval, de la Donatión Lartigue, y Matthieu Rivallin, de la Mediateca de Patrimonio de la Fotografía del Ministerio de Cultura de Francia.
La exposición, que se divide entre la planta inferior y superior del centro, cuenta con más de 150 imágenes de diversos formatos y se podrá ver hasta el 29 de septiembre. Está seccionada en trece ámbitos cronológicos que representan diferentes etapas en las carreras de los autores, y entre las que destacan los apartados Cita en el MoMA, dedicado a la primera gran retrospectiva en el museo americano, y Lartigue, primer acto. Un pas al costat se presentó por primera vez en el Espace Richaud de París antes de llegar a la Isla.
El director del Centre Internacional de Fotografia Toni Catany, Antoni Garau, explica que la obra de Lartigue y Kertész marcó profundamente a Catany por las confluencias que existen entre los tres autores, pese a vivir épocas diferentes. «Lartigue fue un fotógrafo que comenzó muy temprano, casi con el siglo XX. Vive los grandes descubrimientos y los avances del ámbito de la imagen, cosa que siempre interesó a Catany», explica el responsable del centro, a la vez que añade que «en el caso de Kertész, el propio Catany compró dos fotografías originales del autor y en su biblioteca personal se encontraba una amplia bibliografía sobre la obra de uno y otro», señala Garau.
La comisaria de la muestra y encargada de la parte dedicada a Lartigue, Marion Perceval, señala que la obra de este autor «no es tan simple ni inmediata como parece. Fruto del descubriendo de esa complejidad es el amplio reconocimiento de público y crítica que obtiene el autor a partir de los años 60». Por su parte, Rivallin, quien seleccionó las piezas de Kertész, explica que este «comenzó con una fotografía más pictórica, pero rápidamente construye un mundo propio en el que encontramos referencias a ciertos movimientos de vanguardia, pero sin perder nunca una composición cercana al dibujo», explica, a la vez que pone como ejemplo la imagen Danseur satirique, de 1926 e incluida en la muestra, donde se ven claramente «las características de Kertész en una fotografía que está tomada en un estudio interior y en la que la figura que aparece está prácticamente. desarticulada».
Formación
Kertész nació a finales del siglo XIX en Hungría y su formación sería completamente autodidacta, como la del propio Catany. Pese a que durante los primeros años de su carrera su obra pasó desapercibida, a partir de los 60 se consagra hasta el punto de que está considerado una de las figuras más influyentes del periodismo fotográfico, pese a su estilo personal y sus ángulos poco ortodoxos. Lartigue, a diferencia de Kertész, siguió estudios formales de dibujo, y conjugó su faceta pictórica con la fotográfica. Comenzó prácticamente siendo un niño después de que le regalaran una cámara y ahora sus fotografías y retratos forman parte de las colecciones más importantes del mundo.
El Centre Internacional de Fotografia, aparte de la muestra que presenta esta tarde, también acoge actualmente una exposición en la que la obra de Catany se exhibe junto a la de Humberto Rivas y una tercera con piezas de Miquel Barcelo y fotografías por el llucmajorer junto a varias esculturas de mediano y gran formato del artista. Para información adicional o visitas guiadas escribir al correo mediacio@fundaciotonicatany.cat o al 971 071 207.