El periodista mallorquín Miguel Martorell debuta en la narrativa después de tres poemarios ; Autócratas, Las noches árabes y Contra el armisticio. Su primera novela, Canido, es una indagación sobre las relaciones entre la memoria colectiva y la personal, a través de una historia de autoconocimiento, plagada de elementos simbólicos, y surgida de un hallazgo; un baúl con objetos de un militar franquista, que para la protagonista supondrá un cuestionamiento de sus propias relaciones. El libro se presenta hoy, a las 19:00 horas, en la Llibreria Lluna. Acompañará al autor la escritora Aina Riera.
Después de tres poemarios, ¿cómo abordó la composición de una novela?
Una primera novela se vive con más responsabilidad que un poemario, pese a que en este último expresas cosas personales. La narrativa tiene un trabajo previo de estructura y unos tiempos propios. Mantener al lector es complicado. Con los poemas, si minimizas la pantalla del ordenador, ves la pieza entera, pero con la novela no sucede así. Bajo mi punto de vista, eso hace que sea complicado y que requiera de una planificación.
Canido aborda la idea de la memoria en dos vertientes; lo personal y lo colectivo. ¿Cómo plantea eso?
Tenía claro que quería hablar de la memoria colectiva de la Guerra Civil, pero ese no es el vehículo principal de la novela. Es un catalizador que desata recuerdos en la protagonista, que están ligados a episodios históricos, como por ejemplo el origen de uno de los personajes de la novela, la figura del militar, que nace de la 'desbandá' de Málaga. Cuando abordé la escritura de la novela era un capítulo algo olvidado y quería que el arco de desarrollo del personaje estuviese ligado a la memoria colectiva a través de sus propios recuerdos.
¿La memoria en Canido está sujeta a una indagación sobre la culpa de los personajes?¿Es la idea del peón que «sigue órdenes»?
Sí, pero eso solo ocurre en ciertos momentos. En otros personajes no sucede así. La culpa también está clara. Los bombardeos sobre la población civil en Málaga tienen responsables. La masacre de un pueblo no es gratuita ni fruto de la casualidad. Hace nada leí una entrevista con un historiador que explicaba los planes de exterminio calculado y los campos de concentración que se crearon durante los años de la posguerra. No fue gratuito, pero eso no quita que a algunos personajes les tocara situarse en un bando casi por casualidad.
¿Cómo definiría Canido su autor?
Canido es una historia de autodescubrimiento y de la importancia de tener la capacidad de olvidar. El olvido nos protege de nosotros mismos. Existe cierta inocencia que se produce cuando olvidamos. Sin querer hacer spoiler, la protagonista se encuentra con unos personajes terribles que llegan a su vida y la cuestionan. Olvidar historias pasadas te protege.
¿El proceso de escritura de su primera novela fue muy diferente al de los poemarios?
Sí, claro. Ha sido un trabajo de dos años. Estaba acostumbrado a la poesía, pero el proceso de creación narrativa es otra cosa. Te tienes que enfrentar de una manera nueva al texto. Planifiqué, en cierta manera, la estructura del libro, pero fue un trabajo lento. Quise que mi punto de partida fuera el más natural posible; sabía el principio y el final. Me quería apartar de mi mismo, por ese motivo elegí un personaje femenino. Sabía que combinaría dos historias, y las fui construyendo sobre la marcha. La novela está escrita en dos años, sentándome varias veces a la semana. En el último borrador cambié incluso temas de calado, estructurales, para abrir la novela. Fue un proceso de simplificación para dotar de ligereza a la historia.