El Teatre Municipal Xesc Forteza abre sus puertas estos días para uno de los montajes más especiales: el de Ca ses Monges, producción del Ajuntament de Palma que dirige Vicenç Torres y que reestrena la conocida obra del propio Xesc Forteza. Se trata de uno de los actos que conmemoran el 25 aniversario del fallecimiento del actor palmesano que protagoniza el que se ha bautizado como Any Forteza. Y sí, parece obvio a toro pasado que había que celebrar la figura de Forteza, pero lo cierto es que para Catalina Forteza, la hija del artista, fue no solo una sorpresa, sino que esta fue su reacción cuando se lo comunicaron: «Me eché a llorar».
Forteza estuvo involucrada en las actividades que programa el Ajuntament y no oculta que el año en honor de su padre la cogió desprevenida: «No nos lo esperábamos, pero estoy muy emocionada». Reconoce también que hay «mucho trabajo detrás» porque «no es nada fácil producir una obra» y se contó con ella para el cásting del los actores, la recopilación de documentación para la muestra que el Teatre Xesc Forteza acoge sobre el actor homenajeado y, en general, su participación es máxima.
Sobre la propia Ca ses Monges, la función que su padre escribió y estrenó en el Rialto en el 86, el resultado de la nueva versión dirigida por Torres le parece que ha quedado «muy bien» y es consciente de que «hay nervios» entre los involucrados, sí, por «la responsabilidad» que supone, sobre todo en el caso de Bernat Mayol, actor que da vida al personaje que interpretaba su padre, pero todos están dando «el do de pecho» y Forteza no tiene más que buenas palabras para todo el equipo que han logrado crear «una obra diferente, sí, pero divertida y perfecta, con la esencia» que le imprimió su padre.
En lo referente al reconocimiento que Xesc Forteza tiene hoy en día, más allá del homenaje, para su hija es algo que «depende» de en qué ámbito se pregunte. Para ella, «si hablamos del público, la figura de mi padre no está reconocida, está reconocidísima, amada, querida y nunca olvidada» y explica que «todos los días me llama gente para decirme algo sobre él». Sin embargo, en otros ambientes, «pues no sé qué decir», detalla Forteza que explica que «en la escuela de teatro no se le menciona y está un poco olvidado», algo que le sorprende porque no deja de ser «una figura irrepetible en su tipo de teatro».
No obstante, a pesar de todo, sí considera Forteza que «el hecho de que le reconozca el publico es lo importante porque al final es para quien trabajaba y lo que realmente vale la pena», juzga la hija del artista. Además, añade que a su padre le hubiera gustado mucho cómo ha quedado la obra, pero que le «hubiera sorprendido» el hecho de que «25 años después le recuerde la gente o que en Palma haya un teatro que lleve su nombre o el hecho de que gente que ni había nacido siga hablando de Majòrica».
Por ello, todo es poco para recordar a alguien a quien, como es normal, su hija no recuerda como actor ni como «Xesc, sino como papá», una persona «entrañable, con mucho sentido del humor y risas, pero diferentes a las del teatro, con muchas horas de pescar, de viajar juntos, leer» y que, sentencia, la hace sentirse muy afortunada porque «no podría haber tenido un padre y una madre mejores».