El retablo de la Santísima Trinidad, que adorna el ábside de la parroquia de su mismo nombre en la palmesana calle general Ricardo Ortega Ricardo Ortega, es obra del jesuita Miguel Garau Horrach (Palma, 1937). Amigos Trinitarios, un grupo de personas amigos del sacerdote y devotos de la Santísima Trinidad, han hecho posible la edición del libro El Retablo de la Santísima Trinidad, cuya presentación tendrá este jueves, en la librería San Pablo de Palma, a las 19.00 horas. Garau, persona de reconocido prestigio por su dilatada actividad artística en los campos de la pintura, la escultura y la cinematografía, se muestra con la aparición de este volumen de edición limitada y numerado, «muy satisfecho de poder contribuir al patrimonio artístico de Mallorca».
En cuanto a las vicisitudes de la creación del retablo de esta parroquia, «en el año 1981 se realizaron varias obras en la parroquia. El padre jesuita Juan Marqués iba por aquel entonces a celebrar misa allí y le contó al rector Juan Servera sobre mi proyecto de decorar el ábside. El tema quedó parado hasta que en 1985 se me dio luz verde para realizarlo. No obstante transcurrieron siete años de silencio sobre el asunto de pintarlo».
Tríptico
Continúa explicando Garau que «el tríptico de La Santísima Trinidad recibiendo a la Virgen María en la Gloria, con San Sebastián, patrono de Palma y el beato Ramon Llull», se comenzó a pintar el 12 de marzo de 1993 y se finalizó el 24 de agosto de 1994. Fu inaugurado el 17 de diciembre de 1994, con una misa concelebrada por 25 sacerdotes presidida por el obispo Teodoro Úbeda. Ello consta por escrito detrás del plafón central en una cartulina. Dicha obra está dedicada a la memoria de mi madre quien me animó y sugirió realizarla en 1976. La hice de forma desinteresada y por cuenta propia».
La obra de este retablo reviste carácter monumental. Sus medidas son de 10 metros horizontales por 8,50 verticales. Se trata de una pintura clásica, de acuerdo con el conjunto arquitectónico. En el libro de Garau figura la crónica histórica del mismo, explicada según el trabajo que se hacía todos los días, que resume en una selección. Está igualmente ilustrado con fotografías que reflejan los momentos en los que se iba realizando, en las que aparece el artista junto a la obra que está pintando, a fin de tener apreciar las proporciones de la misma.
No podía faltar la relación de Mallorca con determinados santos o beatos que flanquean la figura de María. Así, Miguel Garau pinta a Sant Sebastián, patrón de Palma, vestido de militar con el Castell de Bellver al fondo y al beato Ramon Llull con fondo de la roca sa Foradada en recuerdo de la escuela que él allí creara.