En un mes casi exacto, el 28 de febrero, el actor mallorquín Xavi Lock cumplirá 23 años, pero a pesar de su juventud se puede decir que está bastante curtido frente a la cámara. O, al menos, todo lo curtido que se puede estar cuando se forma parte de una serie diaria como es La promesa, emitida de lunes a viernes y que este lunes regresa a la parrilla gozando de gran audiencia. Todos los asiduos a esta ficción estrenada hace poco más de un año le conocen como Curro de la Mata, uno de los personajes principales de una historia ambientada en la España de 1913 en la que Jana, interpretada por Anna Garcés, busca hacer justicia a su madre asesinada y hallar a su desaparecido hermano, secuestrado siendo un recién nacido.
El isleño no duda al explicar a Ultima Hora que su alter ego televisivo es «un regalo» como papel porque «todo lo que ha vivido hace que sea muy fácil empatizar con él» y no oculta que ha sido «muy guay jugar a ser despreciable y sin valores», pero también el proceso de cambio «aprendiendo a querer». Por todo ello, Curro es «el malo en una historia mal contada», por lo que las sorpresas están aseguradas.
A pesar de todo, tampoco oculta Lock que está siendo «todo un reto» dar vida a Curro y, sobre todo, en una serie diaria: «Es lo primero que hago y no sabes exactamente el arco que puede tener tu personaje». Por ello, confiesa que su abordaje del papel es «el estudio y sobre todo desde la intuición», dos aspectos que en las series diarias «aprendes a utilizar muy bien».
«Familia»
Las series diarias, si tienen fama de algo, es de duras, y Lock lo confirma: «Es increíble y necesario para cualquier actor» porque es «un máster de lo que debes y, sobre todo, lo que no debes hacer». Por lo que «es duro», pero también reconoce que «con el equipo que tenemos tanto técnico como artístico se me hace muy fácil» y el ambiente «siempre es bueno» ya que, al final, «nos vemos todos los días y se forma una pequeña familia», destaca.
Sobre esa minifamilia de la que habla, añade también que «es un place aprender cada día de mis compañeros», entre los que se cuentan la propia Anna Garcés, Eva Martín, Manuel Regueiro, a quien mira «como un referente con el que te dan ganas de trabajar todos los días» o Amparo Piñeiro, «una actriz como la copa de un pino y de la que aprendo algo cada día».
Y si el interés por Curro a través de la pantalla está en su punto álgido, tampoco decae el interés por el propio Lock fuera de ella, quien comenta que le «suelen reconocer por la calle y cada vez más», pero que «no le quiero dar más importancia de la que tiene» y señala que no es «muy consciente de ello», centrado más en su trabajo.
Sobre su relación con la Isla, Lock habla de Mallorca como «ese lugar en el que me he criado, donde puedo volver a ver a mi familia y amigos» y donde, siempre que puede, regresa a su pueblo en el Pla de na Tesa para «recargar las pilas».
Sobre su otra pata genética, la que le conecta con los escandinavos, Lock destaca que es su madre y su abuela, a quien llama Mormor (abuela en sueco) las que provienen de Suecia y que a pesar de haber nacido en la Isla «me he criado bajo tradiciones y siempre he puesto de mi parte para mantenerlas», por lo que «hablo sueco y lo sigo practicando a día de hoy».
Estas raíces, de hecho, le hicieron un gran favor en el mundillo: «Siempre me ha hecho gracia que me feliciten diciéndome ‘tremendo nombre artístico te has puesto' cuando en realidad es mi apellido», comenta divertido.
Con una vocación artística que nació en bachillerato, cuando descubrió «por primera vez algo que hacía bien y que me gustaba» en la actuación, Lock mira al futuro con el objetivo de «seguir trabajando en diferentes proyectos que me supongan un reto y poder contar historias diversas», aunque, de momento, sigue embarcado en La promesa como el joven Curro de la Mata. Con apenas 23 años, si algo tiene Lock, es tiempo. Además de talento, claro.