Marga Arrom se ha alzado finalmente con el triunfo final del décimo Torneig de Dramatúrgia que se ha celebrado este domingo en su guarida de siempre, el Teatre Municipal Mar i Terra de Palma, aunque con nuevo maestro de ceremonias.
El encargado para la ocasión ha sido el artista y también actor palmesano Diego Ingold, quien el primer día de la competición apareció como un peculiar religioso sanador de almas, mientras que el segundo, argumentando que la censura le había retirado al personaje en cuestión, optó por hacerlo de la guisa de un clásico bufón, el rol más adecuado para la efeméride. Estaba por ver cómo lo haría en el día de la gran final. Y lo hizo como un paje del medievo, con un discurso muy parejo y un dominio del lenguaje corporal tan divertido como las palabras, si no más.
Asaltos
La ganadora lo ha sido con la obra Sa planta i es forat, que en el primer asalto del pasado fin de semana habían leído Francesc Ferrer y Alba Flor. Compitió con/contra Una capsa petita, de Ferran Bex y que habían representado Pep Cruz y Bel Albertí.
Para la gran final, los encargados de encarnar a los dos protagonistas de los cuatro personajes que aparecen en la obra fueron Clàudia Benito y Lluís Febrer, impecables, precisos y divertidos.
Se trataba de una comedia de enredo muy ocurrente y perfectamente estructurada, fluida en los diálogos y buen ritmo en los cambios de personaje, que dota a la obra de una dinámica sin altibajos. Es más, se trata de una pieza que ofrece infinitas posibilidades para la reconversión dramatizada de las dos historias que se entrecruzan con mucho humor y no menos realismo.
Por su parte, Llum Barrera y Diego Lorca han sido los designados para leer la segunda obra finalista. Dramaturg 0 - Oficinista 5, de Manel I. Serrano, que con la lectura prácticamente dramatizada de Apol·lònia Serra, inconmensurable, y Marc Rius, habían dejado en la cuneta el Àcid nucleic de Maria Rotger, que habían leído Bet Palou y Anna Ycobalzeta.
Un texto que no deja títere con cabeza. Tal que así, si los dramaturgos no quedan demasiado bien parados, la clase funcionarial queda dinamitada sin la más mínima compasión en esta parodia que puede que no lo sea tanto.