La artista Dora García (Valladolid, 1965) no necesita presentación, como corresponde a una de las creadoras más importantes de la actualidad. Entre las múltiples exposiciones que realizó y los galardones recibidos, destaca el Premio Nacional de Artes Plásticas (2021). Actualmente expone en Es Baluard, de la mano de la comisaria Pilar Rubí, la muestra Romeos, Luchadorxs e insectos. Además, como actividades paralelas se proyectó el filme Amor rojo y la 'performance' Bichos. Dos acciones pensadas para complementar una exposición que cuenta con varias partes diferenciadas; Los Romeos, performance sobre el deseo y sus contrapartidas, las palabras de oro, Luchadorxs y el insecto, una serie de apuntes sobre una obra de Mayakovski que cuenta con una cronología ficticia y una real.
Su trabajo se basa, en parte, en el cuestionamiento del papel del público, ¿cómo lo consigue?
La idea general es que el público desaparece. Es la situación la que lo crea, y este puede tener un papel más tradicional o no. Es una cuestión del rol que adquiera, pero todos forman parte y están dentro de la performance que se plantea.
¿De qué trata la 'performance' El bicho?
Es una performance especial, ya que es un trabajo colectivo de ocho personas. Es un proyecto que comenzó hace dos años y es diferente cada vez que se activa. Está a medio camino entre la performance y el taller, pues el público trabaja en torno al Bicho, un texto del poeta ruso Mayakovski de 1929 que resulta muy actual.
Habla de la 'performance' sin 'performance', sin autor, sin público convocado. ¿Cómo vive su condición de 'performer' sin serlo?
Llevo 20 años trabajando sobre la performance. Pasé varias etapas que no se han acabado. Son simultáneas. El papel que jugaba en los inicios era el de una directora de escena. No estaba dentro de la acción. Me aproximaba a lo que se conoce como teatro invisible. Luego evolucioné hacia historias más teatrales, como monólogos. En el caso de la performance de Es Baluard, por ejemplo, sí que participo, pero al tratarse de una performance colectiva tengo casi el mismo estatus que el público participante.
¿Qué es la película Amor rojo?
Es el nombre que reciben diferentes cosas que han pasado los últimos cinco años y que incluyen talleres, performance y tres películas. La penúltima es la que vimos el jueves en Es Baluard y que se basa en la historia de una activista sexual y diplomática de la antigua Unión Soviética para reflexionar sobre lo sucedido en este siglo de feminismo, desde el marxismo hasta el último transfeminismo.
En su pieza Todas las historias el espectador es también autor antes de la fiebre de las redes. ¿Avanza su obra la exposición de las vidas en internet?
La pieza es una colección de historias que tenían una única regla a la hora de ser planteadas: no se podían narrar en más de cuatro líneas. Eran resúmenes de historias. Los blogs ampliaron las historias, permitiendo mayor interacción. Más tarde, se realizaron publicaciones con tiradas amplias, ya en formato libro y comercializándose como tal.
En su trabajo reflexiona sobre lo que es leído, pero también sobre el libro como objeto. ¿Es un libro la escultura perfecta?
En realidad es una frase del artista americano Allen Ruppersberg que cito frecuentemente. El libro tiene esa forma perfecta de figura geométrica y contiene la temporalidad de la narrativa, así como la temporalidad de lo que es leído. Siempre trabajé el libro, desde la lectura como acción colectiva hasta lo que has comentado antes de la performance Todas las historias. La fabulación de la vida siempre fue importante, las redes sociales sencillamente lo magnificaron. Piensa que detrás de esta idea está la transmisión oral y la lectura colectiva.
Las Frases de Oro son de sus piezas más conocidas, ¿qué frase de oro nos regala el momento actual?
Me parece que la que está ahora mismo en Es Baluard, Si pudiera desear algo. Creo que es una muestra del poder que tiene el deseo ante una situación de desesperanza enorme, con todo lo que está pasando en Gaza o en Ucrania. Siempre nos queda el deseo ante la impotencia, cuando ves que no puedes hacer nada.
Hablando del deseo, explíqueme la génesis de la pieza Los Romeos.
La performance comienza en 2008. Me enteré de esa historia por una beca que obtuve en Alemania. Se trataba de un antiguo sistema de espionaje cuya estrategia era la de los romeos: las secretarias eran seducidas por los espías, los romeos, para sonsacarles información. Eran hombres cultos, con conversación, guapos. Es tan viejo como el mundo de utilizar los encantos sexoafectivos para conseguir otras cosas. Esas secretarias sabían el motivo por el que estaban con ellas, pero les parecía un buen arreglo. Algunas de esas relaciones continuaron en el tiempo, pasando de lo falso a lo verdadero. Es una gran paradoja sobre muchos temas: el dinero y el deseo.
Otra pieza que se puede ver en Es Baluard es Los luchadorxs.
Es una serie de pósteres. Esta es la tercera edición. Cada una se adapta al lugar donde se muestra. Hay diferentes imágenes de México, Argentina y España. En las manifestaciones aparecen eslóganes y carteles donde comparto textos e imágenes. En el caso de Mallorca, son fotografías de archivo de las milicianas de la Guerra Civil. Esas son las imágenes específicas de esta edición, junto con recortes de prensa de este mismo diario, que ha colaborado en la muestra.