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‘Les cinc ciutats d'Ul-dri'ak' o cómo Roger Coch construye un mundo que se desvanece

Adia edita la segunda novela del autor catalán, ganadora del Premi Antoni Vidal Ferrando de Santanyí

Además de escritor, Roger Coch se dedica a acompañar proyectos literarios y procesos creativos.

| Palma |

Roger Coch (Barcelona, 1990) se dedica a acompañar proyectos literarios y procesos creativos. Es decir, ayuda a construir obras que luego se transformarán, o no, en futuras novelas. Una de las claves de este trabajo es la revisión de los textos, pues, tal y como él mismo avisa: «Es muy importante no conformarte con la primera versión».

Así las cosas, no es de extrañar que Coch haya tardado cinco años en armar la versión definitiva de lo que es su segunda novela, Les cinc ciutats d'Ul-dri'ak (Adia Edicions), una ficción que le ha valido el VI Premi de Narrativa Antoni Vidal Ferrando de Santanyí. El autor tiene previsto firmar ejemplares el próximo 15 de septiembre en la Setmana del Llibre en Català de Barcelona, que se celebrará en el Moll de la Fusta del 8 al 17 del próximo mes, así como ofrecer alguna presentación en Palma a principios de otoño.

Portada de la novela 'Les cinc ciutats d'Ul-dri'ak', de Roger Coch, ganadora del VI Premi de Narrativa Antoni Vidal Ferrando de Vila de Santanyí.

Respecto a cómo fue su propio proceso de construcción para este nuevo título, Coch reconoce que Les cinc ciutats d'Ul-dri'ak vendría a ser una «continuación espiritual» de su primera novela, Udzu (Males Herbes, 2017), aunque aquella era «todavía más oscura, más agresiva, con una ciudad más alegórica y transfigurada». De hecho, en la primera se centraba en la figura de la madre y, en esta, en la del padre.

Asimismo, ambas comparten el tono mitológico de una temporalidad incierta, que remite a tiempos fundacionales y, a la vez, a la contemporaneidad más inmediata. La protagonista de este nuevo y premiado título es Àlia, que viaja hasta Ul-dri'ak para encontrar a su padre. A pesar de la sencillez de la premisa, la novela entrama un viaje muy oscuro por una ciudad en ruinas donde nada en la que nada es lo que parece, en un terreno poco firme en el que la identidad también se desvanece.

Estos «ambientes distorsionados» tienen toques de ciencia ficción y terror, aunque Coch prefiere no encorsetarse dentro de un género. «No quiero ser un autor de ciencia ficción o de terror, simplemente me sale así y va más allá del género. No es que no esté de acuerdo con que alguien quiera inscribirse en un género concreto, pero sí creo que debería querer superarlo», razona.

«Las ideas de atravesar diferentes capas para llegar a un lugar nuevo, vivir una vida que no es la de ahora o deshacer identidades para hacerse uno mismo me interesan desde siempre y, por eso, aparecen en los textos que escribo, sin yo darme cuenta; es como si me persiguiera», detalla.

En este sentido, el autor admite que «en el espectro de la luz o la oscuridad, sin duda me encuentro en la segunda, aunque intento ir hacia la luz». Sin embargo, puntualiza que en la novela también hay diálogos con grandes dosis de humor, así como reflexiones filosóficas. «Un referente clarísimo es la novela gráfica El Incal, de Jodorowsky y Moebius. La leí mientras trabajaba en este texto y el aspecto más futurista me influenció bastante», cuenta.

Esa influencia se nota en la potencia visual que ofrece Les cinc ciutats d'Ul-dri'ak, aunque Coch tiene claro que «no escribo como si fuera una película, me gusta que la literatura solo sea literaria, que no busque ser nada más. Lo que me gusta de hacer literatura es que es muy fácil plasmar ideas que no están ahí, realidades superpuestas.

En definitiva, a Coch le interesa «la literatura que potencia la imaginación, la capacidad de mostrar mundos que, en otras artes, es casi imposible. Prefiero abonarlo todo a la imaginación, poniendo la historia en el centro y a mí situarme cada vez más en un lugar apartado».

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