Los queridos Mortadelo y Filemón, los sufridos habitantes de la 13, Rue del Percebe o El sulfato atómico con el profesor Bacteriano son algunas de las historietas con las que el querido Francisco Ibáñez sacó más sonrisas a una generación. El autor español de cómic más reconocido, nacional e internacionalmente, falleció el pasado sábado 15 de julio en Barcelona.
Ibáñez ha dejado un legado de artistas, ilustradores, diseñadores y guionistas que se han visto influenciados por su obra, pues desde niños tuvieron muy presentes sus historietas, leían sus cómics o los famosos tebeos. El presidente de la asociación Clúster del Cómic i Nous Mèdia de Mallorca, Rafel Vaquer, lo recuerda como un «tipo entrañable, siempre con una sonrisa en la cara». Lo describe como «un referente universal y un trabajador incansable». Vaquer destaca las largas colas que se formaban en cualquier Feria del Libro a las que asistía el dibujante. Además, reconoce que se ha visto múltiples veces influenciado inconscientemente por el autor. «Desde el Clúster le echamos de menos y lloramos su ausencia», concluye.
Por otro lado, Pere Joan remarca el humor típico en sus historietas, que al final se convirtieron en su firma: «Gracias a su agudeza podían leer sus obras hasta tres generaciones: el niño, el padre y el abuelo». Añade que «era toda una experiencia ir al quiosco a comprar un cómic e ir corriendo a casa, más tarde, a leerlo con mimo y tranquilidad». Rememora con cariño el cómic de la 13, Rue del Percebe, «me encantaba poder leer sobre los diferentes vecinos de ese bloque de pisos». Desde la arquitectura a la sociología, «todo en el mismo formato. Se asemejaba a una ‘tele serie familiar'», expresa nostálgico.
Según Bartolomé Seguí, «ha sido uno de los autores más importantes y queridos de la historieta en nuestro país» y ha sido el creador de una galería de personajes inolvidables. El dibujante creció con las publicaciones de la editorial Bruguera, «lo leía de adolescente, cuando los guiones eran más gamberros y conectaban mejor con los tiempos». Rememora con afecto que para él fue «un primer despertar vocacional» y no puede negar «la influencia que recibí a partir de las lecturas de los tebeos de Mortadelo y Filemón». El ilustrador reitera que no quiere olvidarse de sus inicios pues «mis primeros intentos fueron burdas copias de algunos de sus personajes, sin embargo, pronto mis intereses apuntaron hacia otro tipo de autores».
«Titán» y «leyenda viva» son las palabras utilizadas a la hora de describir al genial dibujante por parte de Vicente García de la Editorial Dolmen. «Se trata del autor de cómic que más influenciará a las siguientes generaciones». Insiste que de cara al público era «un diez», tuvo la oportunidad de conocerlo en una Feria del Libro a la que asistió. Así como lo hacía Rafel Vaquer, el presidente del Clúster de Cómic, García también lo describe como «un trabajador nato. A los 85 años no tenía ninguna necesidad de seguir trabajando. Igualmente en las publicaciones que hizo nunca decepcionó».
Admite que para él era «un rey de España», y señala: «Lo echaremos mucho de menos en el mundial de fútbol», haciendo referencia a las viñetas que solía publicar Ibáñez por esas fechas. «Mi obra preferida era la de El sulfato atómico», destaca el editor palmesano. Como mencionó alguna vez Francisco Ibáñez, el célebre ilustrador y guionista, «Mortadelo y Filemón no aportan mensajes, la intención es que el lector pase un buen rato y se olvide de sus problemas».