Hannah Arendt y su principal obra filosófica, la banalidad del mal, inspiró a Jeroni Mas Fiol (Sa Casa Blanca, 2002) para indagar en el origen de la maldad. «Cuando en clase nos explicaron lo que defendía Arendt y el realismo social de los años cincuenta me di cuenta de que yo mismo me preguntaba, salvando las distancias, por esas cuestiones. A partir de ahí fui reflexionando sobre qué significaban las malas acciones y de dónde nacían en cada persona», recuerda Mas Fiol, cuya reflexión desembocó en su primer poemario, Castigar la fera (Viena Edicions), que le ha valido recientemente el premio del V Certamen Art Jove de Poesia Salvador Iborra 2022.
La obra se divide en dos partes diferenciadas aunque naturalmente relacionadas entre sí: La fera y El càstig. La fiera es el símbolo que utiliza Mas Fiol para hablar del inconsciente que, «según el libro», es el lugar donde nace la maldad. Por ello, los versos evocan una suerte de mito fundacional y, sin embargo, apela a la rabiosa actualidad regida por dualidades y contradicciones.
En este sentido, el autor reconoce que es «un libro muy actual, pues está relacionado con la cultura de la cancelación y la elección de unos personajes que recuerdan a las redes sociales». Asimismo, puntualiza que «normalmente se suele identificar el yo poético con el autor; pero si bien es cierto que parte de mí, no me gustaría que el lector pudiera considerar este poemario como un testimonio donde cuento mis penas. Es verdad que hay cosas que sí pienso, pero no querría que se equiparara todo. Por ejemplo, realmente creo que la maldad nace del inconsciente y no me parece que pueda existir la maldad absoluta».
Impactante
Mas Fiol reconoce que siente predilección por los «poemas impactantes que son declaraciones, lo que en inglés se llama statement». Sin embargo, avisa que «no pretendo hacer declaraciones dogmáticas, de ahí que se planteen cosas que se contradicen».
Los contrarios y las dualidades protagonizadas por las figuras de la fiera y del castigador son los que nutren el juego de espejos, en los que «no existen puntos intermedios, sino que vamos oscilando entre los diferentes extremos del espectro».
De esta manera, el yo poético se identifica al principio con la fera y empieza analizándola en esta pluralidad de voces interrelacionadas. «La primera parte se identifica con la fera, con la irracionalidad; por eso se dicen tantas cosas brutales que ponen los pelos de punta», reconoce.
«La segunda empieza cuando se toma consciencia de la situación, que es cuando llega el castigo. La parte más oscura del castigo es cuando nos castigamos a nosotros mismos. La gente maligna es la que no es consciente del mal que infringe o produce», matiza.
En Castigar la fera, pues, Mas Fiol invita a un «trayecto de exploración y autoaceptación de la maldad hasta el punto de indagar en qué consecuencias tiene en la vida desde un punto de vista social y personal».