Cuatro años han transcurrido desde el estreno de la tercera entrega de John Wick y tanto sus fans como los amantes del cine de acción están de enhorabuena, porque ya está aquí el cuarto capítulo de este estiloso e implacable asesino, con una estética y códigos singulares, que forman parte de un peculiar mundo de violencia y traiciones. Ya ha pasado la época en la que las películas de acción eran consideradas obras menores, de consumo rápido, un género muy popular pero que en general no gozaba del beneplácito de la crítica.
Pero eso ya ha cambiado y se ha convertido en una temática de éxito y calidad, con un antes y un después tras el estreno de John Wick (Otro día para matar) en 2014, que dio un vuelco al género y resucitó a Keanu Reeves como actor de acción tras su paso por Matrix. Este título –que ya cuenta con cuatro entregas, una serie sobre las historias transcurridas en el Continental, enclave en Nueva York de esta organización de sicarios, y un spin off para 2024 con Ana de Armas– se ha convertido en uno de los referentes de uno de los subgéneros del cine de acción, el ahora muy en boga Gun-fu, del que destacan un buen puñado de títulos.
Esta variedad recibe su nombre al combinar las armas de fuego (gun) con las artes marciales (kung fu), y también se utilizan variadas armas blancas. Su inicio se sitúa en el cine hongkonés de los 80 con el director John Woo como máximo referente con títulos. El género se exportó a otros países y ha evolucionado en los últimos años con coreografías imposibles, actores y directores de renombre y mucha adrenalina. Eso sí, en algunos de los casos el guion es lo de menos y es un mero vehículo para desplegar horas de frenética acción.
John Woo, el precursor
Se considera al director chino como el padre de esta forma de interpretar las películas de acción, que entró en escena en el cine hongkonés de la década de los 80 y los 90 con películas rompedoras en el momento que traspasaron fronteras y cuyo estilo fue adoptado por otras industrias cinematográficas. Películas como A better Tomorrow, The Killer o Hard Boiled (siempre con su actor fetiche Chow Yun-Fa) dieron a conocer al mundo que la acción podía filmarse de otra manera y esto le abrió las puertas de Estados Unidos, donde rodó Blanco humano, Broken Arrow: alarma nuclear, Cara a cara o la segunda entrega de Misión Imposible.
Indonesia, haciendo ruido
En este panorama de patadas, cuchilladas y balazos milimétricamente coreografiados irrumpió un título en particular que fue marcando la senda de este tipo de cine. Y llegó The Ride (Redada asesina) y nos dio a conocer que en Indonesia también saben hacer acción entretenida e hipnótica. Un film excesivo en todo, que no da respiro, con peleas imposibles, que se desarrollan en las distintas plantas de un edificio, y que hacen que nos olvidemos y le perdonemos sus las lagunas de guion. Y como no podía ser de otra forma, tuvo secuela y todo fue a más. De la factoría de este país también destaca The Night Comes for Us, con un poco más de historia y mucha más sangre.
También Tarantino
Además de al público, también sedujo a directores consagrados, como es el caso del estadounidense Quentin Tarantino, que plasmó su amor por el cine de acción asiático con dos películas que son una: la aclamada Kill Bill en la que sí hay guion, con su narrativa particular, un gancho para emplazarnos de la primera a la segunda entrega, un buen elenco de actores y una acción pensada plano a plano que impide apartar la vista de la pantalla y a más de un visionado. A propósito, de momento parece que no habrá tercer episodio.
Márvel se apunta a la moda
Y algo que no ha sorprendido es la subida al carro del Gun-fu de algunas de los films que forman parte de la oleada de proyectos de superhéroes que han invadido, y colapsado, las salas de cine en los últimos años. A algunas historias y personajes les ha caído bien esta tendencia dando frescura y originalidad a un cine que ya sufre de saturación. Así pudimos disfrutar de títulos diferentes a lo visto hasta entonces, como Wanted, Kick Ass, Logan o Deadpool ('Masacre' para los más nostálgicos).
Cambio de tendencia
Y con John Wick lo cambió todo. Así, tras el éxito del asesino interpretado por Reeves, el cine actual se suma a esta nueva forma de abordar el cine de acción y los títulos adscritos a este género actualizan la forma de presentarlo y en la actualidad se refleja en films como las dos sobrias entregas de The Equalizer, la divertida Tren Bala o la excesiva Carter.
Hard Boiled (1992): Los precursores
Una de las películas de culto del director John Woo en su etapa en Hong Kong donde utiliza todos sus recursos para el lucimiento del actor Chow Yun-Fat en su papel del inspector Tequila Yuen. Tuvo su secuela con Stranglehold, un videojuego que continuó, con escaso éxito, las aventuras del ‘explosivo' policía.
The Ride (2011): Indonesia se reivindica
Apareció haciendo mucho ruido, revolucionando el género con escenas crudas no aptas para todos los públicos y se convirtió en imprescindible entre los fans del género, aunque tardó en poder verse en España. Tuvo secuela, hace tiempo se habla de una tercera, de momento solo habrá remake estadounidense.
Kill Bill (2003): El cine de autor también reparte
Los gustos cinéfilos de Tarantino son variados y abarcan géneros variados. Un día transformó su devoción por las películas asiáticas en una de las joyas más destacadas de su filmografía, que se dividió en dos para nuestro deleite.
Bullet Train (2022): Marcando tendencia
La sombra de David Leitch es alargada y tras su incursión en la primera entrega de John Wick abordó otra trepidante cinta, con personajes extremos, ácidos diálogos y un escenario singular.
Deadpool (2016): Los superhéroes se reciclan
Los superhéroes no quisieron perder la ocasión de adaptar este estilo a sus historias y en algunos personajes encajó a la perfección, como fue el caso de Deadpool, un antihéroe para un público adulto.