«Cuando empiezas un proyecto no sabes adónde te va a llevar y pasan años hasta que puedes ver el trabajo completo, pero me hace mucha ilusión poder presentar esta obra porque no sabéis lo que es ir al almacén a ver que todo esté bien y no poder mostrarlo. Me emociona mucho montarlo aquí». Lo decía Jero Martínez, responsable junto a Amador Magraner de la Galería y el taller Maior que, durante años, fue la casa de varios artistas que explotaron su tórculo para llevar a cabo la exploración artística del grabado. Mañana, a las 12.30 horas, y con motivo de los 25 años de vida del taller (entre 1991 y 2016), se inaugura Edicions Maior: 25 anys, una retrospectiva que reúne 90 de las más de 300 obras que se crearon y las pone en diálogo entre sí.
La muestra, además, se lleva a cabo en un lugar de excepción: la iglesia del Convent de Sant Domingo de Pollença, a iniciativa del Museu de Pollença y del Ajuntament de la localidad, y aúna 21 artistas de renombre, desde José Manuel Broto a Miguel Ángel Campano, pasando por Biel Mesquida, Joan Bennàssar, Susy Gómez, Pep Llambías, etcétera.
A los propios Martínez y Magraner se sumaron Andreu Aguiló, director del Museu de Pollença, Tomeu Cifre, exalcalde de la localidad, y Perico Simón, experto grabador y colaborador durante años de la Maior.
Magraner destacó que la historia de la Maior depende principalmente de Martínez, quien «hizo posible que vinieran artistas internacionales y siempre mantuvo el contacto directo con ellos para que vinieran a Mallorca». Rememoraron así los momentos en el taller, del cual a veces «teníamos que sacarles», de lo a gusto que estaban, «las cervezas en la plaza o los días de pesca», que también había.
Todo salpimentaba la labor creativa y de exploración del grabado, el cual fue defendido como una disciplina artística propia con un lenguaje inherente, algo que «parece que en España no se aprecia como en otros lugares como Alemania».
La exposición, además de los grabados de muchos artistas que permiten ver la versatilidad de la técnica, incluye el tórculo utilizado, algunas planchas originales y otros materiales que completan una muestra que se adapta a la perfección al templo de Pollença, aprovechando muy bien el espacio.
Además de la simple exhibición, se anunciaron que se llevarán a cabo talleres con expertos como el propio Perico Simón o Ramón Freire, y tanto Martínez como Magraner anunciaron que «nos ha entrado el gusanillo» y se emplazaron a retomar la actividad porque «el tórculo lo tenemos ahí y algo hay que hacer con él». No cabe duda.