Miquel Mas Fiol (Sa Casa Blanca, 1996) asegura que Fetge inclòs es su obra más «irreverente, osada, extrema, bizarra y punzante». Por eso, cuenta que no le ha sorprendido que haya quedado finalista en más de un certamen, porque «el jurado tiene que ser también atrevido para premiarla». Y finalmente ha sido el del Premi Llorenç Moyà de obra dramática que convoca el Ajuntament de Binissalem quien se ha atrevido hacerlo. El dramaturgo y director de teatro lo recibió este sábado a mediodía durante un evento en Can Gelabert, donde el autor hizo una lectura dramatizada de un fragmento de su obra. El galardón está dotado con 2.000 euros y contempla la publicación del texto y la facilitación de la producción del montaje.
«Es una historia situada en un futuro distópico en una isla del Mediterráneo, que se intuye que es Mallorca. No hay turistas, lo cual es un desastre, y el hambre y la nostalgia se desatan por ese boom turístico de antaño. Para volver a las raíces, los habitantes deciden que hablarán en glosa por la calle. Incluso cuentan las sílabas con las manos», desvela el autor.
«Los protagonistas son un matancero y un médico que se dedican a extraer hígados para vender en el mercado negro. Se encuentran con un vagabundo que tiene la misma capacidad que Prometeo y su hígado se regenera rápidamente e incluso descubren que puede resucitar a la persona. Entonces los protagonistas ven ahí un gran negocio, el turismo sanitario, y surge un neoboom turístico con la extracción de hígados y su implantación a los ricos que vienen a la Isla», añade.
La segunda parte de la pieza ocurre unos años después, cuando todo se ha «desmadrado». «Viene mucha gente a la Isla para alargar sus vidas, desde Margaret Thatcher, Rita Barberá, Vladimir Putin o Sadam Husein, que también hablan en glosa», avanza.
Verso
«Es una tragicomedia en verso que critica el mundo de la especulación, las consecuencias del turismo de masas y la mercantilización de la ciencia», resume. «Creo que si no fuera una obra en verso no se hubiera permitido, porque habla abiertamente de la sociedad mallorquina. Aparecen muchos nombres propios: Valtònyc, Chenoa, Tomeu Arbona, Victòria Maldi, Tomeu Penya, Toni Gomila y Rafel Nadal, entre muchos otros», avisa.
«Me he dado cuenta de que las obras en verso, como hacía el propio Llorenç Moyà o Pere Capellà, pueden ser rabiosamente críticas. La construcción del verso permite que la historia pueda avanzar de forma alocada», aclara.
Fetge inclòs surgió, según cuenta Mas Fiol, porque quería abordar el turismo sanitario. «Me parece aberrante que haya ricos que viajen a un lugar para amputarse órganos y saltarse la lista de espera de las donaciones. Es un negocio que tiene un punto de resort, no es que disimulen, es que lo exhiben y lo celebran. El final de la pieza es muy desastroso con un sentido del humor muy marcado, una parodia de la boda roja de Juego de tronos protagonizada por una hotelera», matiza.
En este sentido, el autor celebra que se trata de «una denuncia a la mallorquinidad folklórica y rancia con personajes arquetípicos que responden precisamente a eso». Por ello, y por el hecho de incluir nombres y apellidos de personas vivas y muertas, Mas Fiol reconoce que es una propuesta muy polémica.
«Se dicen verdades», alerta. «Es una gran fábula y toda crítica es bienvenida. Al fin y al cabo, las glosas siempre han hecho eso generar debate a partir de tirar pullas a otros y tampoco hay maldad en ello», señala.
Sobre si considera que, con el tiempo, se va volviendo más radical, el dramaturgo admite que no lo considera así: «No me he vuelto más radical, pero sí que siento menos pudor por lo que puedan pensar. Esta pieza, por mucho que parece que hará daño, en el fondo es una farsa; mucha gente se reirá. Y es que es lo que pretendo: reírnos de nosotros mismos como sociedad. Que, de hecho, es algo muy sano», remarca.
«Creo que es un buen recurso para enganchar al público de hoy en día. El teatro en verso no se ve prácticamente hoy en día y, aunque parezca viejo, puede ser increíblemente moderno. Además de ser mi texto más arriesgado, también es el más virtuoso desde el punto de vista formal», concluye.