El largo, pero entretenido sketch humorístico de Rodo Gener ya parecía augurar lo que vendría luego en la gran final del Torneig de Dramatúrgia: momentos más serios –aunque en el caso del actor, que ejercía de maestro de ceremonias, estaban en todo momento marcados por la ironía–, pero también otros divertidos e incluso desternillantes.
Y es que las dos obras que subieron ayer al ring eran muy diferentes entre sí y, sin embargo, daba la sensación de que ambas habían logrado conectar con el público. Ambos textos merecían ganar y las interpretaciones de los actores sin duda estuvieron a la altura. Pero solo puede ganar un autor y en este noveno Torneig los espectadores del Teatre Mar i Terra se decantaron por la historia de Pau Coya.
Presentación
Tras la tal vez un poco larga, pero entretenida presentación de Gener, en la que el actor pasó lista a los asistentes de la «finalísima final» –en la que destacó el matrimonio más popular de la escena teatral, Sergi Baos y Marga López, o la ausencia de Josep R. Cerdà, que tenía «la última oportunidad para asistir al Torneig antes de dejar su cargo como director del Teatre Principal de Palma–, Aina Zuazaga y Sergi Torrecilla leyeron la pieza de Marina Salas, Winning Joan. La historia estaba protagonizada por un director de hotel –Torrecilla– que es despedido a sus 53 años en plena crisis económica de 2008. La propuesta se articulaba a través de una metáfora potente de las carreras de caballos que definen la vida misma, donde el caballo viejo ya no encuentra su sitio, sin importar los premios que ganó antaño o los grandes recuerdos.
Después de un agradable y festivo picoteo en el bar del teatro –algo que no se pudo hacer en las dos anteriores ediciones por culpa de la pandemia–, los espectadores volvieron a sus butacas. Empezaba el segundo asalto. En esta ocasión, Dafnis Balduz y Carlos Llecha –que también estuvieron magníficos– presentaron una historia protagonizada por un joven homosexual que, presuntamente, había recibido una paliza homófoba a las puertas de su casa; una situación que, lamentablemente, existe y se repite en estos días.
Sin embargo, el gran acierto de Coya es que supo dar una vuelta a lo previsible, al mensaje de denuncia, y sorprender. «Todo el mundo me intenta salvar, a lo final de Pretty Woman, es lo que tiene el estigma», dice el protagonista, Dani (Llecha).
Los aplausos llegaron con mucho entusiasmo. Los comentarios iban creciendo. Había llegado el momento de votar. Muchos dudaron de qué papeleta depositarían en la urna, pero lo que es seguro es que la gran mayoría se dirigió religiosamente a la caja. Porque, aunque Gener bromeó sobre la seriedad que merece y necesita el Torneig de Dramatúrgia, si algo es innegable es que el público se lo toma muy en serio.