Tras la publicación de Engel der nacht (2005) supimos que estábamos en presencia de una banda que glosaba con precisión quirúrgica las miserias humanas, comandada por una imponente voz que se arrastraba a través de un muro marmóreo de dolor luciendo un atuendo gótico de cuero. Diecisiete años después, Psideralica sigue buscando la combinación perfecta entre el tono de piel mortuorio y el melodrama mórbido y oscuro, creando una sonido que encierra una brutal carga de rock, metal y electrónica, tal y como evidencia Inhuman Feelings, su último trabajo, en el que han contado con la colaboración de Carlos Escobedo. La sala Es Gremi de Palma acoge su puesta de largo la noche de este viernes, a partir de las 21.00.
El secreto de su impacto, de su sonido vibrante aunque apesadumbrado y de su imponente puesta en escena reside en la garganta de Lady Marian, que sobre el escenario se transforma en una suerte de cruce entre una vampira victoriana y una valkiria vikinga. Arropada por un conjunto de contrastada eficacia en el que destaca la labor compositiva de Toni Kernel, líder en la sombra, el John Lennon de Psideralica, autor de historias existenciales, dramáticas y vulnerables pero siempre con la búsqueda de la felicidad y la libertad como faros. Le preguntamos cuál es el punto de partida de Inhuman Feelings.
«No hay un punto de partida determinado en la composición del álbum, ya que recién publicado el anterior disco (Trinite, 2016) ya había alguna canción del nuevo disco que empezaba a coger forma. Nos tomamos nuestro tiempo para componer y producir, lo rehacemos una y otra vez gracias a la comodidad de la informática y los home estudios. El empujón definitivo llegó con el confinamiento, que nos sirvió para decidirnos a grabar y perfilar todo el álbum». En este trabajo, los palmesanos evidencian que su poderío sonoro permanece intacto, a caballo entre un metal gótico contagioso y galopante, con toques operísticos, melodías rock y algunos coqueteos con la música electrónica.
Desde la guitarra, Toni Kernel es quien impulsa la maquinaria sólida y compacta de la que se desprenden atmósferas tenebrosas y riffs cortantes, sobre los que Lady Marian aplica su magia sobre el escenario, contagiando de ritmo al mar de cabezas atribuladas que mora a sus pies, seducidos por tan lúgubre propuesta que, en su nuevo capítulo, se mantiene «fiel a nuestra esencia musical». Con todo, sí que ha habido algunos cambios como la inclusión de «bases electrónicas y ritmos sintéticos», con los que han dado forma a canciones que exploran «las vivencias del entorno que nos rodea, la auto suficiencia y la sensualidad».
Para acabar le preguntamos al músico por la colaboración con Carlos Escobedo, líder de los madrileños Sôber. «Vino a Mallorca para grabar tanto las voces como el videoclip. Nos aconsejó y ayudó en todo momento. El hecho de trabajar en persona con Carlos nos ha descubierto, además de a un absoluto profesional, a una persona espectacular con quien la conexión ha sido total».