La Vicaria de Patrimoni Històric i Cultural del Bisbat de Mallorca trabaja desde hace unos años en el Inventari Diocesà de Patrimoni Cultural. Una labor que pasa por diferentes fases: diseño del inventario o elaboración de un manual de documentación para la unificación de criterios, entre otros; para terminar así el engranaje que permita activar la tarea de inventariar todo el patrimonio de la iglesia mallorquina. Precisamente, este miércoles tuvo lugar la entrega de los inventarios de cuatro parroquias de la Isla: Santa Brígida, Sant Agustí y Sant Pius X, de Palma; así como las de la Colònia de Sant Pere.
Al acto, que tuvo lugar en Palma, asistieron el vicario episcopal de Patrimoni Històrico i Cultural, Francesc Vicens; Francisco Gallo Arteaga, párroco de Santa Brígida y Sant Agustí; Obinna Nicodemus Okoye, párroco de Sant Pius X; Baltasar R. Morell Fuster, párroco de la Colònia de Sant Pere (Artà); Maria Villalonga y Antoni Payeres, documentalistas y autores de las fichas del inventario, y Sandra A. Rebassa, técnica en gestión del patrimonio cultural del Bisbat.
La Iglesia Católica, recuerdan desde esta institución, es el segundo titular con más bienes culturales muebles de todo el Estado español (después de la propia Administración) y la gestión de este patrimonio recae en las manos de las diferentes diócesis Por eso, durante este 2022 «se ha seguido trabajando y se ha iniciado la fase uno del proceso de inventario, con la redacción de las fichas de bienes muebles pertenecientes a las parroquias mencionadas».
En este sentido, estas parroquias ya tienen el inventario de los bienes culturales de sus templos, un instrumento que «facilita la gestión y la conservación de su patrimonio cultural». Durante esta primera fase se han inventariado cerca de 500 bienes correspondientes a las parroquias de Santa Brígida, Sant Agustí, Sant Pius X y Colònia de Sant Pere, así como otros de titularidad diocesana.
Se ha decidido iniciar la fase uno con las mencionadas parroquias, «ya que no tenían ningún inventario previo redactado, lo cual provocaba una falta de control y desconocimiento de sus bienes, poniendo en peligro su conservación». «Aunque no sean parroquias con siglos de historia, sí que cuentan con elementos dignos de ser conservados», concluyen desde el Bisbat.