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Los museos mallorquines se preparan ante la oleada de vandalismos en el arte

Aunque reconocen que es prácticamente imposible evitarlos pretenden estar lo mejor preparados posible para salvaguardar las obras de arte

El Edificio Moneo de la Fundació Miró es una de las maravillas de las que puede presumir Palma. | Ruben Perdomo

| Palma |

Sopa sobre 'Los Girasoles' de Van Gogh, puré de patatas contra 'Los almiares' de Monet y tartas en el rostro de la figura de cera de Carlos III. Estos son los actos vandálicos más conocidos que se han producido en las dos últimas semanas por parte de activistas para dar eco a sus reivindicaciones. Ante esta situación cabe preguntarse si los museos mallorquines están preparados para evitarlos.

La Fundació Pilar i Joan Miró está trabajando en «un protocolo más específico para la salvaguarda y protección de las obras de arte» a raíz de los citados actuaciones destructivas, según informa su director, Francisco Copado. Aunque no ha querido desvelar muchos detalles, precisamente por una cuestión de seguridad, sí explica que los objetivos son minimizar los riesgos, proteger las obras y tener una capacidad de actuación rápida, en el caso de que llegue a producirse algún incidente. En este punto, ha reconocido que «el riesgo cero no existe». Copado destaca que la Fundació «ya cuenta con un protocolo de seguridad y emergencias» y puntualiza que el que se está elaborando ahora es más específico para impedir actos vandálicos. Por citar algunos ejemplos, no se puede acceder con mochilas grandes, aunque sí pequeñas; tampoco se puede entrar con comida y bebida.

En Sa Bassa Blanca ya han tomado medidas. Su responsable, Kika Osorio, anuncia que se han prohibido todo tipo de mochilas; hasta ahora estaban permitidas las más pequeñas. Además, se va a limitar el aforo. Precisamente, reconocen desde el centro, esta semana ha habido una reunión de formación con el personal de sala.

En Sa Bassa Blanca ya han tomado medidas para evitar actos vandálicos.

Por su parte, la directora del Museu de Mallorca, Maria Gràcia Salvà, tiene claro que «no está preparado ningún museo del mundo; todos estamos expuestos». No obstante, avanza que van a proponer la instalación de un arco de seguridad con la finalidad de evitar la entrada de objetos metálicos y punzantes. Además, avisa que en el Museu «no dejamos entrar a nadie con mochila ni con bolso grande, por lo que es difícil que entren botes de pintura. También cuentan con ordenanzas de sala en cada planta expositiva. Asimismo, aprovechando la finalización del contrato de seguridad, han pedido reforzar la seguridad con un guardia.

Asimismo, Salvà recuerda que existe el síndrome Stendhal -también denominado síndrome de Florencia o estrés del viajero-, que consiste en una enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardíaco, temblor, palpitaciones, vértigo y confusión cuando el individuo es expuesto a obras de arte, especialmente cuando estas son consideradas extremadamente bellas. En este punto, expresa su preocupación por el hecho de que la publicación de noticias de acciones que atentan contra el arte puedan impulsar este tipo de conductas.

Interior del Museo de Mallorca.

Imma Prieto, directora de Es Baluard Museu d'Art Contemporani, asegura que cuentan con «todas las medidas de seguridad, protocolos, personal y seguros para su correcto funcionamiento». En este sentido, precisa que «las medidas de seguridad están pensadas para controlar los aforos habituales, asumiendo que las personas que vienen al museo están interesadas en sus contenidos». No obstante, matiza que «se podría contemplar una ampliación de la seguridad cuando hay una actividad extraordinaria, pero esto que ha pasado no es una actividad extraordinaria: es vandalismo y es imprevisible».

A su modo de ver, «lo que también denotan estas actuaciones es la gran confusión y la falta de información y conocimientos que demuestran estas personas, confundiendo lo que es patrimonio, legado, memoria e identidad territorial con un problema medioambiental, que no se soluciona atacando una obra de arte. Lo que hacen es atentar contra un periodo de la historia y es igual de grave que cuando los talibanes tiran una bomba delante de las ruinas budistas».

Imagen de Es Baluard Museu.

Desde Can Prunera también muestran su preocupación por los hechos que están sucediendo en diferentes museos y reconocen estar «consternados». No obstante, aseguran que están «bastante tranquilos» con los cuadros que albergan porque las obras más famosas, tales como las pertenecientes a Picasso y Miró, son de papel y tienen un cristal que las protege. En este sentido, apuntan que «los óleos son más fáciles de recuperar».

Los cuadros de Miró y Picasso que están en Can Prunera están protegidos con cristal.

Otros de los centros más importantes de la Isla, el Museu d'Art Sacre de Mallorca y la Catedral, manifiestan que «contamos con los protocolos de seguridad pertinentes. Además, aclaran que cuentan con cámaras de vigilancia y guardias de seguridad, tanto propios (internos) como privados (externos)».

Interior del Museu d'Art Sacre de Mallorca.

En definitiva, algunos museos de la Isla ya han comenzado a tomar medidas con la finalidad de evitar que se cometan actos vandálicos, tal y como ya ha sucedido en otros países.

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