Más de 20 años han pasado desde que las radios escupieran por primera vez aquellas pioneras frases de los hermanos Muñoz que tanta atención atrajeron: ‘Era una tarde tonta y caliente, de esas que te quema el sol la frente'. Más de dos décadas después no era una tarde, sino una noche caliente la que les ha visto prender Fuego a Palma. Fue anoche, desde Son Fusteret, y ante 9.000 almas, un lleno absoluto, que Estopa llegó una vez más a una catarsis con su público mallorquín que acudió a la cita y se entregó como si nada hubiera cambiado desde aquel ‘verano del 97' que rezaba la icónica canción.
El ambiente antes de que diera inicio el concierto ya hacía presagiar que se trataba de un día diferente y con aviso de que todo podía arder de emoción. Las gradas que bordeaban el recinto estaban ya casi a rebosar, mientras que una larga cola esperaba para poder hidratarse y dar la despedida a los últimos rayos solares que tan despiadadamente están cayendo sobre las Islas.
Escenario
Pasadas las 22.00 horas, las luces del escenario empezaban a encenderse, pero los de Cornellà se hicieron algo de rogar, aunque dicen que lo bueno se hace esperar y razón no le falta al dicho. Como si de una película se tratara, un tráiler anunciaba a los protagonistas sobre el escenario mientras un dron sobrevolaba Son Fusteret desde las alturas comprobando que todo estaba a punto. Y, por fin, arrancó el concierto al son de Tu calorro, llevando a todos los asistentes ‘a la orilla del río' y al primero de los muchos momentos catárticos de la velada. Estopa sabe de dónde viene y por eso lo primero que debía retumbar en el recinto debían ser algunos de los grandes éxitos que les han llevado a la cima en más de una ocasión. La gente, conformada por un amplio abanico de personas, desde niños hasta no tan niños, cantaron a coro todos los temas al tiempo que refrescaban las gargantas con frías cervezas, ya que la noche no dejaba de ser tórrida.
Tras los primeros temas introductorios, David, el mayor de los hermanos Muñoz, se dirigió al público en catalán y denominó Mallorca como la isla preferida de Estopa y desató la locura invitando a todos los presentes a compartir una noche de tormenta solar con el ‘foc' de su nuevo álbum, momento que servía de excusa perfecta para empezar el repaso a algunos de los nuevos temas como Camiseta de Rokanrol, que dedicaron a Fito y Fitipaldis, pero sin obviar los clásicos como Vino tinto o Tragicomedia, entre otros.
Y así daba inicio una noche llena de música en Son Fusteret, ‘sin tregua', como anunciaba la voz de los Estopa en un momento del concierto, como preludio de casi dos horas de rumba catalana y de repaso no solo a los mejores momentos de estos 20 años de trayectoria, sino a un reencuentro con el público mallorquín, el mismo que nunca falla a su cita con los de Cornellà. La noche era joven y el público rejuveneció inmediatamente al son de los himnos que han poblado la discografía de Estopa que repasó de manera aleatoria los más conocidos de ellos ante miles de gargantas que sin apenas descanso se dejaron la piel y la voz en una noche cerrada, solo alumbrada por las rimas y los focos que acompañaban a las canciones, y en la que, como dice la canción, ‘se cayó la luna', pero no se la echó en falta porque había dos auténticas estrellas sobre el escenario.