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‘Fiucus·Índica', una lucha dulce de la lengua que se hace a través de la música y la poesía

Se estrenará el domingo en Sant Joan dentro del programa ‘La lluna en vers', de la Fundació Mallorca Literària

Azucena Momo, Louis Pezet y Rodin Kaufmamm, ayer en la Fundació ACA. | Pere Bota

| Sant Joan |

El arte trobadoresc ha sido el punto de partida y la línea de unión cultural entre Occitània y Catalunya, a la vez que es también la base del proyecto Ficus·Índica, que se estrena este domingo en el Santuari de Consolació de Sant Joan. Los artífices de esta propuesta son los músicos y poetas Rodin Kaufmamm, Azucena Momo, Louis Pezet y Maria Hein, que usan el occitano y el catalán en sus composiciones y quieren demostrar que la lengua occitana sigue viva.

Desde un primer momento Rodin Kaufmamm quería trabajar con la Fira Mediterrània de Manresa y Silo, un centro de creación cooperativo francés, pero no encontraba ningún proyecto en común hasta que llegó este, que tiene por objetivo «unir artistas catalanes y occitanos», tal y como explica Kaufmamm. Un trabajo con el que no dudó en contar con sus otros dos compañeros con los que ya había trabajado previamente, Azucena y Louis, aunque él afirma que quería equilibrar el grupo añadiendo una voz más que fuera catalana. Así fue cómo decidieron contar con la mallorquina Maria Hein.

Tradición

Ficus·Índica es un espectáculo musical y poético que pretende dar visibilidad a la lengua occitana, además de poner en valor la cultura de la tradición oral al igual que hacían los trovadores tiempo atrás. Por ello, «seguimos su ejemplo para que de esta forma todo el mundo pueda escuchar y sentir esas sensaciones que intentamos transmitir a través de nuestros escritos en occitano», cuenta Azucena Momo. Y lo consiguen mediante una mezcla de diferentes estilos musicales como el pop, el reguetón, el rap y, sobre todo, la voz, que es el nexo de unión de todos los elementos.
El estreno de esta representación es fruto del resultado de cinco residencias, la última de ellas en la Fundació ACA de Búger, en las que los artistas tuvieron mucho tiempo para experimentar con todo tipo de géneros.

Kaufmamm defiende que eligieron el occitano para transmitir sus composiciones, ya que era la lengua que compartieron en su época Occitània y Catalunya, aunque se sigue utilizando hoy en día, pero de forma «más minoritaria», lamenta. Además, toda su música es en occitano porque admite que, más que una expresión artística, «para mí es una necesidad de poder expresarme».

Por su parte, Momo remarca que «somos tres jóvenes que escriben y utilizan esta lengua. Lo que quería mostrar es que este enlace entre países todavía existe y que todavía utilizamos esta lengua».
El montaje se divide en tres actos. El primero habla acerca de los sueños, ya que la primera poesía conocida en occitano es de temática onírica, por lo que Kaufmamm pensó que era su punto de partida de nuestra historia cultural. «Es un poema que habla de un sueño porque la poesía ha venido de un sueño», matiza. El segundo, trata sobre la soledad vista desde cada una de las perspectivas de los cuatro integrantes. Finalmente, cierran con el tema de la naturaleza, un elemento que enlaza precisamente con su título, Ficus·Índica, que se traduce como «figuera de moro».

Un significado que los compositores interpretan de diferentes formas. Por una parte, es «el último fruto trobadoresc», por su fina piel, y una lucha dulce como la que están haciendo a través del occitano y que recorrerá Francia y Catalunya.

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