La Fundació Miró cierra el circulo de Monument, la inmensa escultura de Joan Miró que puede verse junto al Hort del Rei en Palma, cuyos yesos, que sirvieron para convertir la pieza en la obra de bronce que es ahora, fueron recibidas por la Fundació hace un mes y que desde este lunes vuelven a estar en el lugar en el que fue concebida la obra de arte, el estudio de Son Boter. Así lo comunicó ayer la misma Fundació en una nota en la que explicaba que ambos objetos, un huevo y una pastilla de jabón desgastada de tanto limpiar en ella los pinceles, «cierran el círculo vital» de esta obra con la cual Miró pretendía «ir más allá de la pintura».
Fue la escultura en bronce la que «le arrancó de los límites del lienzo». En esta ocasión, fue la fundición italianaFratelli Bonvicini la encargada de convertir a este material la visión del artista catalán y ahora, tras una «delicada operación de ensamblaje», según indica la nota de la Fundació, puede volver a disfrutarse de ella en Son Boter «junto al dibujo preparatorio en forma de granito que es su génesis». Así pues, con sus grandes dimensiones (250 centímetros de alto por 100 de ancho y 50 de largo) se pone punto y final al recorrido con el que Miró comenzó a trabajar la tridimensionalidad física.
Callejera
Asimismo, la pieza de bronce sigue reposando enel lugar de Palma de siempre, manteniendo su espíritu callejero, tal y como concibió el genio catalán y, continúa formando parte de la Col·lecció del Ajuntament de Palma, como ha sido desde 1970, año en el que Miró finalizó la obra. Así pues, la nota también hace referencia a una cita del propio Miró en la que detallaba su manera de trabajar con la materia y que, según indicó, «me dicta una técnica, un medio de dar vida a una cosa. El encuentro de la materia del instrumento provoca un choque que es algo vivo y que, según creo, repercutirá en el espectador», dijo.