Muse no es solo música, es una experiencia. El arrebato de rock dentado mezclado con inventivas apocalípticas de los británicos sonará en Calvià. La banda del precoz, hiperactivo y carismático Matt Bellamy amenizará la edición 2022 del Mallorca Live Festival que se celebrará este domingo 26 de junio. Los británicos, un conjunto con un directo que noquea al oyente, actuarán por primera vez en Balears dentro de su gira continental.
Cada vez que Muse se sube al escenario se enfrenta al poderoso legado que han dejado algunas de las grandes bandas del rock: Sus guitarras evocan los riffs incendiarios de Jimmy Page, pero, acto seguido y en un diabólico cambio de guión, su sonido se enfunda el traje del Steve Vai burlón que hacía hablar a su guitarra en Crossroads; para luego emular las melodías hard rock del virtuoso Brian May de los años 80. Ese registro camaleónico también afecta al propio Bellamy, cuya voz puede recordar al Tom Yorke de Radiohead cuando aúlla como un animal herido, para luego emular al épico y expansivo Bono de U2. Toda esa amalgama de fragmentos, influencias y guiños empujan a Muse a crear su propia iconografía oscura, distópica y retrofuturista. Por ello, y por cien cosas más, no es Muse una banda que entre en una primera escucha.
Desde su sorpresiva irrupción en 1999, Muse se convirtió en una banda con una narrativa estética vinculada a los efectos negativos del avance tecnológico (el escenario post apocalíptico anticipado por George Orwell en su novela 1984). Todos los elementos que aparecen en sus letras, desde Showbizz (1999) hasta su último LP Simulation theory (2018), enriquecen su sonido entre operístico, espacial y progresivo, con ecos, citas e influencias de nombres como Tangerine Dream, George Michael, Skrillex, Prince y los citados U2, Radiohead y Queen.
Recursos
Manejando su insólita variedad de recursos, Matt Bellamy, Dominic Howard y Chris Wolstenholme crean gigantescos espectáculos, diseñados a imagen y semejanza de su grandilocuente sonido. Precisamente, en su última gira, Muse retomaba la estética de los 80 de sus primeros dos discos para decantarla sobre un espectáculo inmersivo, con proyecciones visuales y atmósferas que llevaban al público al interior de un juego de realidad virtual, o por momentos a pasajes que parecían extraídos de la película Terminator.
En ese paisaje retro futurista el grupo se siente en casa, y es la sólida atalaya sobre la que monta su propia ficción musical con un repertorio de canciones que bien podrían haber musicado Blade Runner. Pomposidad, rock, épica y teatro se conjugan en los shows de esta banda formada por tres antihéroes con más de veinte millones de discos vendidos en todo el mundo.