Durante casi dos décadas, Dire Straits puso en circulación canciones con una extraordinaria precisión rítmica y melódica, forjando una colección de himnos que saltaron entre generaciones. Armados con dos guitarras cargadas de intensidad, la banda de los hermanos Mark y David Knofler se convirtió en una de las formaciones punteras de la década de los ochenta, y en auténticos puntos de inflexión en la historia de la música. Su prestigio se equiparó al de Bruce Springsteen o U2.
Great Straits rinde homenaje a la exitosa carrera de los londinenses con un viaje al corazón su repertorio, un repertorio que nunca ha perdido su brillo. Será en el Auditòrium de Palma este domingo, a partir de las 20.00.
Es necesario un acentuado dominio de los instrumentos para llevar a cabo un homenaje a la altura. Hay que mimar los detalles musicales y técnicos. Y la banda que comanda Óscar Rosende se distingue por rubricar un tributo que es, más bien, una clonación en toda regla del sonido original, con una impactante puesta en escena única en Europa, nueve excelentes músicos sobre el escenario y el aval del propio Rosende, guitarrista coruñés que llegó a confundir al propio Guy Fletcher, teclista de Dire Straits: «Estaba tocando Why aye man y tengo que decir que pensé que era una grabación nuestra».