En un mano a mano con sus canciones, desde la intimidad que confieren un par de auriculares, y lejos de un escenario y sus fogonazos luminotécnicos, quedan claras dos cosas. La primera y fundamental: Xisca d'es Camp despliega con orgullo un conjunto de letras emotivas, pegadas a la acera, inteligibles. La segunda: su voz posee unos pliegues y peculiaridades diferenciales. Se puede comprobar en Destellos u Otoño, dos temas que han encontrado la rarísima intersección entre el sonido comercial y la identidad independiente, pero, sobretodo, la fidelidad a los principios. Los propios, no esos intercambiables de los que hablaba Groucho Marx. Se alojan en Pendientes de estrella, su EP de debut.
Desde su atalaya musical, Xisca estimula el entusiasmo por la vía de la empatía. Sus historias son magníficos retratos de las frustraciones humanas, pero no encallan en el derrotismo. Apelan a sacudirse la inacción, a rebelarse contra el destino, ante el peso de las miserias propias y ajenas. Invitan a alzar la voz, los brazos y el maldito ánimo, conscientes de que para conquistar las calles, antes debemos tomar las riendas de nuestra propia vida. Contrariamente a lo que pueda parecer, el título de su disco no alusiona al periodo de espera que, pacientemente, la separa de una suerte que está por llegar. Pendientes de estrella es un título absolutamente literal, «se trata de unos pendientes muy especiales y significativos que me regaló Romina Masmut –cantautora argentina– en un momento crítico de mi vida en el que todo se venía abajo».
Aunque ignora la fecha y lugar de presentación del EP, Xisca adelanta que «será en julio en Palma». Su propuesta es un cruce entre pop e indie rock, «aunque me gusta mucho la balada italiana», añade. Sus letras, ya lo avanzábamos, envían un mensaje de superación y aceptación, «trato de transmitir paz y esperanza, hablo de cosas cotidianas y sentimientos profundos. Me atrevo con todo y disfruto haciendo reír a la gente». A grandes rasgos, este vendría a ser el armazón de su propuesta, que reconoce inspirarse en un elenco de artistas de lo más variopinto, «desde Amaral, Laura Pausini o Cómplices, hasta Soziedad Alkohólica, Ska-P o Vetusta Morla».
Si otea el horizonte, pongamos a cinco años vista, la mallorquina espera poder «vivir de la música y cumplir todos esos sueños por los que lucho y me esfuerzo día a día». De momento, aún le queda piedra por picar, pese a no haber presentado el EP ya «estoy en un nuevo proyecto que sonará diferente pero con la misma esencia, antes de que acabe la primavera estará listo», zanja la cantante mallorquina.