La obra 'Mi cuerpo será camino' se representará en el Teatre del Mar entre los días 29 de abril y 1 de mayo, para «recuperar la historia de todo un país» a través de las historias de 20 personajes que deciden emigrar. La obra creada por Alba Saura, en esta ocasión contará con la dirección de Antonio Saura y será interpretada por Esperanza Clares, Nadia Clavel, Julio Navarro, José Ortuño, Toñi Olmedo y Pedro Santomera, según ha indicado Teatre del Mar en un comunicado. Los espectadores tendrán tres oportunidades de disfrutar de la representación, el viernes 29 y el sábado 30 de abril a las 20.30 horas y el domingo 1 de mayo a las 19.00 horas. La obra trata de retratar la realidad del viaje migratorio, el anhelado, el inesperado o el impuesto.
Es una historia sobre el desarraigo y la distancia, marcada por el dolor de la nostalgia. La obra acompaña los viajes migratorios de una familia del Campo de Cartagena, de Buenos Aires a Alemania, de Madrid o Barcelona a Nueva York. «Mientras se acompaña a los personajes se descubre que es tan difícil quedar como partir, volver como buscar otros destinos. Es la historia de todo un país que está en su tierra y la historia de cualquier persona que lo añora de lejos», ha apuntado el teatro que acogerá a la obra. De esta manera, se trata de expresar que el sentimiento por la tierra se vive tanto dentro como fuera, en una obra cargada de fantasmas del pasado, encuentros generacionales imposibles y lazos familiares tan profundos como dolorosos, de añoranza y de extrañeza.
De esta manera se recupera parte de la historia de todo el país, desde la copla --con personajes tan populares como Concha Piquer--, que inspira la visión de Juana de León en el texto, a las historias más personales que impregnan otros pasajes. «Porque el 'Vente p'Alemania, Pepe' es una frase popular que recorre muchos de los árboles genealógicos», han argumentado. Así, seis intérpretes llevan a escena unos 20 personajes, que transitan de una escena a otra, del desgarro a la fiesta, sin tiempo para limpiar las lágrimas que todavía recorren sus caras, se adentran a vivir con una energía diferente a la siguiente. Un reto cuyo resultado han sido interpretaciones que sitúan al intérprete en una situación límite, un recorrido a través de diferentes poéticas, a caballo entre el dolor y el humor, en el que todo cabe. Desde el costumbrismo, el esperpento y la farsa, al sainete o el drama poético con tintes lorquianos, con una pátina de realismo poético que impregna toda la puesta a través de una decidida apuesta por la teatralidad.