Ciutat se reencontró este sábado con el Art Palma Brunch más tradicional en su 17 edición. Los espacios expositivos recuperaron algo que la pandemia había pausado: la comida. Con un arranque tímido, la mañana se animó gradualmente y la gente se aventuró al interior de las salas para bañarse en el color de las obras y dar cromatismo a un sábado que despertó gris por un cielo que amenazaba lluvia, aunque al final fue mayor el goteo de paseantes.
A las 11.00, políticos y galeristas se encontraron en la Pelaires para dar el pistoletazo de salida. Por delante, tres horas de puertas abiertas, arte y algún que otro picoteo. No obstante, el tiempo no acompañaba y todo parecía apuntar a un fiasco de participación que, al final, no fue el caso. Sin ser la más multitudinaria de las veces, el Brunch 2022 avanzó a paso lento, pero ascendente y la ciudadanía acudió a la cita.
Las obras de Antoni Tàpies, Jannis Kounellis y Gori Mora daban la bienvenida a los primeros curiosos mientras Frederic Pinya, presidente de Art Palma, daba un ‘minitour' a representantes políticos como Antoni Noguera, CatalinaCladera o Bel Busquets. Tras ello, Pinya comenzaría a tratar con posibles compradores desde el minuto uno y, de hecho, Mora anunció su sold out.
La presidenta del Govern, Francina Armengol, también se dejaría caer por las galerías, así como el alcalde de Palma, José Hila, que posaría en la Pep Llabrés con el galerista que avanzaba lo que iba a pasar: «Somos mallorquines, vamos a nuestro ritmo: poc a poc». Dicho y hecho porque a medida que avanzaba el reloj y la lluvia no se decidía a aparecer, los palmesanos fueron llenando salas como la Vanrell, que gozó de gran éxito con el artista Alberto Lago atendiendo a los visitantes.
Las oleadas fueron en aumento en la Fran Reus, donde las obras de Bartomeu Sastre y Joachim Lambrechts llamaban la atención de los presentes. Misma situación en Horrach Moyà, donde el arte de Francesc Rosselló atraía a los transeúntes a su interior antes de continuar la ruta por el centro donde aguardaban Kewenig, Gerhardt Braun, Aba Art Lab, Xavier Fiol o Kaplan con propuestas para todos los gustos estéticos y gastronómicos.
Finalmente, a las 14.00, hora del fin del Brunch, la gente parecía poco dispuesta a retirarse y algunos se preguntaban si no deberían alargar este acto en futuras ediciones dado el carácter parsimonioso mallorquín. Eso sí, algún ojo avispado comentaba: «Donde hay más comida entra más gente». He ahí un aviso a navegantes: un cuadro entra mejor con un buena coca de trempó.