Decía Groucho Marx que es más difícil sonreír que llorar. La risa es terapeútica, tiene efectos sanadores. Aseguran los expertos que, en función de su intensidad, ponemos en marcha entre 12 y 17 músculos. Deberíamos, pues, esforzarnos por soltar alguna risotada de vez en cuando, aunque solo sea para contrarrestar esta realidad desquiciada, llena de rusos colonizadores, brotes de fascismo e hipotecas vitalicias… Les Luthiers proponen dos horas de risas y evasión, con su espectáculo Viejos hazmerreíres, un show que se sube por última vez a los escenarios, en el que el prestigioso conjunto argentino compila algunas de sus obras más celebradas. Lo acoge por triplicado el Auditòrium de Palma, este viernes 25 (21.00) y el sábado 26 (18.30 y 21.30 horas).
Desde sus inicios, en 1967, Les Luthiers fue un conjunto en permanente transformación. Sus integrantes han ido cambiando, pero su sello se ha mantenido incólume, firme como una cordillera rocosa. Los argentinos constituyen un maravilloso ejemplo de lo que una buena idea puede producir, cuando se dejan de lado personalismos para priorizar el resultado colectivo. Ese es el pilar sobre el que reposa la facultad de perdurar en el tiempo.
Leyenda
Sin Gerardo Masana, Daniel Rabinovich y Marcos Mundstock, tres de sus integrantes ya fallecidos, Les Luthiers siguen alimentando su leyenda, recuperando piezas seminales de ese humor tan distinguido que les caracteriza, semillero de la vasta colección de galardones y reconocimientos que jalonan sus estanterías. Una buena orquesta, una suma de capacidades y una voluntad productiva son su combustible, alimento de su portentoso motor creativo. Hoy, como en sus inicios, Les Luthiers es garantía de éxito.
Este grupo de músicos-actores-humoristas recibió en 2017, cuando celebraban su 50 aniversario, la máxima distinción que otorga el Congreso de la República Argentina: la Mención de Honor Diputado Juan Bautista Alberdi, así como la Mención de Honor Domingo Faustino Sarmiento, además del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, por ser un «espejo crítico y un referente de libertad en la sociedad contemporánea».