El asesinato de uno de los miembros fundadores de la mafia lionesa, instalada en la Costa Brava, inicia la trama de El somriure dels guepards, que Sebastià Bennasar (Palma, 1976) acaba de publicar en la colección Crims.cat de la Editioral Alrevés. El autor presentará la novela mañana, a las 19.00 horas, en la librería Quars Llibres de Palma. Hoy, a las 17.00, realizará una ruta literaria, con inicio en La Misericòrdia, por algunos de los escenarios de las novelas de Guillem Frontera.
Regresa a la mafia lionesa, que ya explicó en L'imperi dels lleons (2017).
—Tenía ganas de seguir con algunos de los personajes de L'imperi dels lleons. En el año 2006, se acababa la novela con la parte documentada, es decir real. Quería explotar los personajes que me había inventado, los más jóvenes. Quería inventarme una historia para mostrar el poder que se insinúa que tendrán al pasar los años, y explicar su consolidación. Esos jóvenes, ahora, tienen cuarenta años y dirigen la banda.
Ambienta la novela en enero de 2022.
—La novela está escrita en presente. El lector tiene la sensación de estar viviendo dentro de la novela. Se convierte en un espectador de lujo de hechos que no se acaban de contar en las noticias. Me gusta arriesgar en las novelas. Creo que L'imperi dels lleons era formalmente más convencional. En El somriure dels guepards cambio el punto de vista, me gusta probar.
El argumento no es la simple resolución de un crimen.
—En realidad, creo que es más un thriller que una novela negra. La vida son muchas tramas secundarias que acaban imponiéndose. Es algo que nos ha enseñado la narrativa audiovisual. Las series atrapan por los protagonistas, pero también porque hay secundarios con los que el espectador acaba identificándose. Esta novela tiene una trama principal, pero contiene muchas otras historias, como la vida misma.
Es políticamente incorrecto. ¿Qué concesiones ha hecho en una novela en la que hay sexo y violencia?
—No he sido explícito en ningún momento en los casos de violencia a menores. Es un límite que no he querido atravesar, aunque no creo que un autor deba ponerse límites. Te los acabas imponiendo por pudor. El sexo es explícito, pero menor que en la novela anterior. Los protagonistas se han hecho mayores.
Vendió los derechos de L'imperi dels lleons a una productora audiovisual.
—Voy renovando la cesión. En estos momentos, el proyecto está en proceso de iniciarse.
Tienen los protagonistas nombre de nieve.
—Sí, Neige. No es una decisión gratuita. Cae la nieve y parece limpia y pura, pero acaba siendo negra y sucia a los dos días. Lo que más miedo da de la mafia no es su implicación en los negocios sucios. Es una cuestión grave, pero lo peor es su implicación en la política y la sociedad. Cuando se infiltra en los negocios legales, acaba siendo mucho más peligrosa. Los Neige han visto que el imperio ilegal es interesante pero ocasiona problemas. Si invierten sus ganancias en empresas de la Costa Brava, por ejemplo inmobiliarias, es mucho mejor para ellos.
Los escenarios principales son la Costa Brava, Barcelona y Olot.
—Olot sale porque es un lugar que domino y controlo (es donde reside el autor en la actualidad). Me permitía narrar la imagen de un invernadero en llamas rodeado de nieve, una imagen que bien podía perfectamente aparecer en una novela negra nórdica. No soy demasiado devoto de la novela negra escandinava, pero confieso que la estética de la sangre roja sobre la nieve blanca es impecable. L'Empordà es la base de operaciones de los Neige, cuando dejan Lyon. Barcelona es su gran capital y me permitía recrear acciones propias de la gran ciudad.
¿Cuál ha sido su intención primera al escribir esta novela?
—Escribir una novela social y advertir que, en la actualidad, una droga considerada suave como la marihuana, es la causa del mayor número de muertes violentas en Catalunya en los últimos dos años. Los Neige están dispuestos a mantener su dominio con violencia.
¿Qué cree que ha quedado del boom que hemos vivido, en los últimos años, de la novela negra?
—Ha habido un cambio de visibilidad de la novela negra. Algunos medios de comunicación muy importantes han impulsado este fenómeno. Las editoriales han publicado más. Empezamos a vivir una cierta saturación porque el público masivo no puede asumir tantos títulos.
Hay autores muy conocidos que se han subido al tren de la novela negra.
—A los puristas de la novela negra no nos gustan esas novelas, que no son negras, más bien son novelas costumbristas con cadáveres. Confieso que ha permitido el acceso a un público más amplio, pero leer una auténtica novela negra, te deja tocado durante varias semanas.
¿Qué valoración tiene del festival Febrer Negre de Palma?
—Una actividad cultural en Mallorca, sobre libros, que ha durado más de diez años, reinventándose después de una pandemia, es un auténtico milagro.