Un día cualquiera, hace unos 1.700 años, un barco se hundió en frente de Can Pastilla. Una zona que nada tenía que ver con la actual y una época que poco se parecía a la nuestra. El naufragio supuso, seguramente, varios inconvenientes para su tripulación: un revés económico, puede que algún herido y, a ciencia cierta, más de un dolor de cabeza. Hoy, no obstante, ese mismo hecho revitaliza esta zona de Palma que siente una vida inusitada gracias a las labores de rescate del navío de Ses Fontanelles, que ya da nombre a un nuevo tipo de ánfora romana hallada en su carga. La directora insular de Patrimoni, Kika Coll, explica la segunda fase de las labores de excavación del barco, llamada Arqueomallornauta, que se llevan a cabo a través de un equipo multidisciplinar liderado por expertos de la UIB, la Universidad de Cádiz y la de Barcelona.
«Está previsto haber podido extraer toda la carga en breve», detalla Coll, quien añade que, entre otras cosas, «se está formando un muro perimetral que proteja de la arena al barco». Por otro lado, Coll avanza que «una probabilidad es que las ánforas contuvieran aceites, aunque todavía hay que analizarlo detenidamente», pero, en cualquier caso, «los resultados son los previstos».
Es más, la idea de que se trataba de un hallazgo excepcional «se mantiene y refuerza» a la espera de poder «llevar a cabo análisis más exhaustivos como de la tipología del barco o el sistema constructivo», incide la directora de Patrimoni.
Pero la actividad frenética no se limita al nivel subacuático, sino que «se está utilizando un espacio de Emaya, cedido por el Ajuntament de Palma, que es el campamento arqueológico de la playa, en el que hacemos un primer estudio de las piezas y una ficha con fotografía». Acto seguido, «se colocan los hallazgos en una piscina de agua salada y luego se las lleva al depósito para continuar el proceso».
A las ánforas ya extraídas se suman nuevos hallazgos de tipo cotidiano, como «una alpargata de suela vegetal, trozos de cuero o libros de cuero, que son objetos personales de la tripulación y suelen ser comunes en estos hallazgos», comenta Coll.
La directora de Patrimoni, a su vez, hace especial hincapié en el «gran equipo de profesionales que forman parte de la campaña», codirigida por Miquel Àngel Cau, de la Universitat de Barcelona, Darío Bernal, de la Universidad de Cádiz, y Jaume Cardell, jefe de Arqueología y Etnología del Consell. A ellos, a su vez, se suman los directores de la excavación in situ como son Sebastián Munar y Carlos de Juan, que supervisan y gestionan las labores de extracción, traslado y análisis preliminar de las piezas halladas. Por otro lado, Coll realiza una «mención especial» a los GEAS de la Guardia Civil y a la Marina, con quienes se va a «firmar un protocolo para institucionalizar estas colaboraciones en el futuro».
Multidisciplinar
Por el equipo, una vez finalizadas todas las labores, «habrán pasado más de 30 especialistas de toda España y de varias universidades», algo por lo que Coll saca pecho al «haber logrado crear un equipo de primer nivel que trabaja muy bien» en un «hallazgo que sorprende por su singularidad, al estar a solo 40 metros de la orilla y solo dos y medio de profundidad que provoca que nos esté mirando todo el mundo, desde Australia y China a California».
Razón por la cual «quería destacar estas labores previas antes de que se sepan los resultados» ya que «este trabajo y el esfuerzo presupuestario y técnico contribuyen en este gran hallazgo que tenemos aquí, en la Platja de Palma, y que es una oportunidad para Mallorca y nuestro patrimonio subacuático», apostilla Coll.