En la calle Rubí, muy cerca de la céntrica Plaça Major, se esconde un pequeño gran oasis. Escondido en un sentido más bien romántico claro, porque pocos son los mallorquines que no conocen este templo de la literatura en catalán. Y es que la Llibreria Quart Creixent lleva nada más y nada menos que 40 años abierta. Fue el mismísimo artista Joan Brossa quien inauguró el 12 de febrero de 1982 este espacio, ubicado en la antigua farmacia Artigues, que regentaban los padres de Antoni Artigues, fundador de la librería junto a Jaume Corbera y Maria Pons.
Esta última estuvo poco tiempo al frente del establecimiento, pero se sumaron como socios Arnau Amer, Miquel Oliver y Jerònia Oliver. Miquela Serra llegó en 1993 y ahí sigue, despachando libros junto a Marta Llompart, que empezó en 2008. Brossa, que en esa primera ocasión presentó su obra Vint-i-set sextines i un sonet, también visitó Quart Creixent en 1994 para asistir a la fiesta del duodécimo aniversario. Serra y Oliver coinciden en que el pionero de la poesía visual catalana era un «hombre muy corriente, sencillo, amable». «Esa noche se quedó a cenar. Comió una tortilla. Le daba igual llevar los zapatos agujereados. Puede que incluso lo considerara un poema visual», bromea Oliver.
Después de Brossa le seguirían otros autores fundamentales de la historia de la literatura –y la cultura en general– catalana, como Blai Bonet, Guillem d'Efak, Miquel Àngel Riera, Josep Maria Llompart, Maria Mercè Marçal, Xesca Ensenyat, así como tantos autores que todavía hoy siguen dando guerra, entre los que se encuentran Antoni Serra, Biel Mesquida, Gabriel Janer Manila, Enric Casasses, Biel Majoral, Joan Perelló, Antoni Vidal Ferrando, Antònia Vicens, Miquel López Crespí, Jaume Cabré, Maria Barbal, Antonina Canyelles, Miquel Rayó y escritores más jóvenes como Sebastià Alzamora, Pau Vadell, Carles Rebassa, Lucia Pietrelli, Glòria Julià, Joan Miquel Oliver o Gerard Quintana, solo por citar algunos.
Riesgo
En 1982 ya era «muy arriesgado» abrir una librería que solamente ofreciera libros en catalán, recuerda Miquela Serra. «Los socios fundadores eran profesores de la UIB y se encontraban con muchos problemas a la hora de conseguir libros en catalán. Así surgió la idea de Quart Creixent», cuenta.
Ahora, 40 años después, la librera reconoce que todavía es una aventura audaz. «Se edita muchísimo en catalán, hay muy buenas novedades y autores. En ese sentido, es un buen momento. Sin embargo, creo que cada vez tenemos más obstáculos que superar. A la venta por internet, Amazon y la proliferación de libros electrónicos se añade la creciente gentrificación del centro de Palma. Y, para terminar de rematarlo, llegó la pandemia», detalla Serra, que lamenta que «todavía arrastramos el hecho de que en 2020 no hubo Sant Jordi». «La celebración en julio de Llibreries a la fresca ayudó, pero no es suficiente. Sant Jordi es una fecha clave para las librerías», agrega. La masificación turística del centro de Palma es un problema muy importante para Quart Creixent y «para el pequeño comercio en general». «Aquí apenas ya viven mallorquines, solo hay turistas. Ni las familias ni los jóvenes pueden permitirse pagar un alquiler o comprar y, así, el centro se ha quedado lleno de cadenas, franquicias, grandes superficies y alquiler turístico. Entre el Govern y el Ajuntament se han cargado el pequeño comercio del centro de Ciutat», insiste Serra.
Ante toda esta «suma» de inconvenientes, Serra y Llompart convienen que lo que hacen es «resistir» y sobrevivir. «Ser socia de Quart Creixent es un voluntariado cultural. Amamos el país y la lengua y por eso continuamos adelante. Por amor y convicción», apunta Jerònia Oliver. De hecho, todas ellas aseguran que han recibido varias amenazas e insultos desde el primer día y hasta ayer mismo por vender solamente libros en catalán. «Racista», «terrorista», «sinvergüenza», «mal educada» o «quemaremos la librería» son algunos de los comentarios despectivos que tienen que soportar. Con todo, avisan que la gran mayoría de clientes, al ser un pequeño negocio con un trato muy cercano, son muy amables. «Cuarenta años dan para ser optimistas», admiten.
Para festejar este importante hito, Quart Creixent celebrará durante todo el año varias actividades. El próximo sábado, a las 12.00 horas, lo brufaran con un vermut informal, pero el evento más importante será el 19 de febrero en el Teatre Xesc Forteza de Palma, con el espectáculo de Miquel Brunet Ferments. Asimismo, organizarán varias presentaciones de libros y cuatro rutas guiadas. La primera de ellas será el domingo 13 por Algaida y Montuïri a cargo de Llorenç Capellà, colaborador de este diario, y abordará la figura de su padre, Pere Capellà.