El artista Guillem Nadal(Sant Llorenç, 1957) retoma en la galería madrileña Álvaro Alcázar su Projecte per a una illa, una serie que inició en 2016 pero que, como apunta, se malinterpretó en un primer momento por el hecho de vivir en una isla, en Mallorca. «Cuando hablo de isla me refiero al concepto mental. Las piezas que he estado haciendo conforman una especie de libro y, este libro, podría llamarse finalmente una isla», apunta. Asimismo, la noción de isla está relacionada también con el «viaje personal» de Nadal. «La vida no es eterna y concibo las piezas como un mandala, un acto simbólico pseudoreligioso, un diario pictórico. Posiblemente nunca encuentre esa isla y no sé cuando terminará el viaje. Es un viaje mental hacia un lugar que no existe», afirma.
La propuesta que ya puede verse en la galería Álvaro Alcázar consiste en un total de 16 obras realizadas en los últimos meses, en gran y pequeño formato. Nadal trabaja las texturas y consigue crear un juego de luces y sombras marcado por el uso del blanco y negro, una paleta característica de su trabajo. El resultado son piezas «sedimentarias» cuyas capas, en algunos casos, dejan entrever colores intensos como «remanentes». Ciertamente, los colores no interesan a Nadal, quien asegura que «si puedo decir algo en blanco y negro, no lo quiero decir con colores, aunque humanamente nos puedan excitar más».
Sobre el motivo por ese interés por el blanco y negro, detalla que «los artistas que más me gustan también trabajan con esta combinación. Además, es el origen de una pieza, que empieza con un lápiz y un papel y, muchas veces, el boceto es más importante que el resultado final». Si bien no se ha celebrado una inauguración como tal debido a la situación sanitaria, Nadal avanza que el propósito es hacerlo próximamente, de cara a la feria Arco, prevista para dentro de un mes.