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«Entrar en ‘Amar es para siempre' es un manera de abrir puertas»

La mallorquina Pat Aguiló forma parte del elenco de la décima temporada de esta serie, que podrá verse el próximo mes de febrero

La intérprete mallorquina Pat Aguiló está en un buen momento de su carrera. | José Sevilla

| Madrid |

La actriz Pat Aguiló (Palma, 1971) interviene en la décima temporada de la serie Amar es para siempre, que ahora se rueda en Madrid, y cuyas escenas se podrán ver en febrero de 2022. Mientras que, en abril, se estrenará El cuarto pasajero, película de Álex de la Iglesia, en la que participa Aguiló, actriz de Son Canals y que estudió en Sant Josep Obrer y en el Seminario. En marzo, reemprenderá la gira de la pieza teatral Kelly por Eivissa y pueblos de Mallorca

¿Cómo es su personaje en Amar es para siempre?

— Soy Marisa López, ama de casa, creyente, muy buena persona y que intenta hacer el bien al prójimo. Entonces se topará con los personajes interpretados por Anabel Alonso y Ángeles Martín, que gestionan un videoclub, que también son nobles y muy buenas personas, pero no paran de meterse en líos. Ellas tienen un problema y mi personaje intentará ayudarles de muy buena fe.

¿Se trabaja bien con Anabel Alonso y Ángeles Martín, dos actrices de fama contrastada?

— Es una auténtica maravilla. Llego al set de rodaje un tanto cohibida porque pienso «¿qué hago yo con estas dos señoras de esta talla?» Que, además, tienen unos personajes con un punto de histrionismo muy difícil de coger. Son muy buenas, es muy difícil hacer lo que ellas hacen. Crean unos personajes muy bufonescos. Aparte, son un encanto y ayudan muchísimo.

¿Qué siente al integrarse en esta serie mítica de la televisión?

— Para mí es una maravilla porque mi madre la sigue desde el principio y yo vivo con ella, por lo que está encantada. No le gustó tanto cuando estuve en 30 monedas porque no es su género favorito. Incorporarme a Amar es para siempre es una manera de abrir puertas, una oportunidad para que me vea, no solo el público, sino también productores audiovisuales.

30 monedas, de Álex de la Iglesia, es una serie que ha pegado muy fuerte. ¿Cómo consiguió el papel?

— En la serie soy la charcutera del pueblo. Es muy curioso porque cuando me llamaron para 30 monedas me dijeron que sería un papel pequeño de carnicera, y yo soy tercera generación de carniceros en Palma, en la Plaça de l'Olivar, Carnicería Aguiló, que ahora se llama Jaume Artesans. Yo he trabajado en el mercado de carnicera. Entonces, me fui a la carnicería de mi primo, le pedí una cofia y un cubre polvos, y a producción de 30 monedas le mandé una foto cortando un pollo en un pilón, y creo que eso fue lo que hizo que me cogieran porque no hice cásting alguno.

¿Cómo describiría a su personaje de 30 monedas?

— Es muy pequeñito, pero tengo la suerte de salir en seis de los ocho capítulos en los que digo cuatro frases, dos con Eduard Fernández y dos con Megan Montaner, y eso es maravilloso.

El año que viene se estrena El cuarto pasajero, de Álex de la Iglesia, ¿a quién interpreta?

— Es un papel muy divertido. La película trata sobre un viaje de cuatro personas, los cuatro protagonistas, Ernesto Alterio, Blanca Suárez, Alberto San Juan y Rubén Cortada. A lo largo del periplo van tropezando con distintos personajes. Yo soy una señora que va con su hija adolescente y se topa con ellos. Soy una madre bastante vehemente, me los encuentro y los juzgo. He tenido mucha suerte porque en una escena estoy con dos de los protagonistas y en otra con los otros dos. No se puede pedir más.

¿Cómo es compartir escenas con Ernesto Alterio, Blanca Suárez y Alberto San Juan?

— Recuerdo estar con Alberto y Ernesto, hacer quince veces una toma y en todas morirme de la risa con ellos. Son muy divertidos. Y Blanca es una excelente actriz.

¿Y Álex de la Iglesia?

— Es una persona muy cercana y muy culta. Es un genio, un coco. Impresiona hablar con él por el nivel de cultura que atesora. Le estoy más que agradecida por todo.

¿Seguirán con el exitoso montaje Kelly sobre la realidad y problemática de las camareras de pisos?

— En marzo iremos con Kelly a Inca, Ibiza, Capdepera, Alcúdia... El reto sería llevar la producción a la Península, pero para eso hace falta apoyo institucional. En Mallorca hay movimiento cultural, pero falta producción y subvenciones para fomentar la salida de los espectáculos, que siempre se quedan en la Isla. Para preparar Kelly tuve la suerte de conocer a mi personaje, que en la vida real es Sara del Mar, portavoz de Las Kellys, y eso se da pocas veces en teatro.

Los actores mallorquines deben salir fuera para trabajar, ¿no ha tenido posibilidad de rodar para IB3?

— En mi opinión, sa Roqueta es muy cruel con esto. Viví muchos años fuera de Mallorca y regresar y encontrar trabajo actoral es complicado. Llevo tres años viviendo en la Isla y la sensación es de que nadie sabe que estoy aquí ni que estoy disponible para interpretar a cualquier personaje de la producción local. Es una sensación extraña sentir que viviendo en la Isla encuentro más trabajo fuera que dentro.

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