Mariantònia Oliverregresó a Mallorca en el año 2000. Dos años después, la coreógrafa y bailarina estrenó La Contínua, una coproducción del Teatre Principal de Palma y el Mercat de les Flors. Ahora, Oliver revisita ese espectáculo y lo transforma en uno nuevo con la también bailarina y coreógrafa Catalina Carrasco y el músico Jaume Manresa. El montaje original, estrenado en 2002, era un solo de Oliver, quien lo define como «muy especial e íntimo». «Era una época dura, difícil y triste, por lo que el espectáculo fue también triste y contundente. Ese año murió mi padre y, este 2021, ha muerto mi madre. Para mí, la tristeza es tan importante como la alegría y creo que es necesario subir la tristeza sobre el escenario. No todo tiene que ser divertido, no pretendemos entretener a nadie. La danza es abstracta, no contamos ninguna historia, simplemente destilamos y exponemos», cuenta. La Contínua podrá verse en a Sala Petita del Principal desde este viernes 19 hasta este domingo 21.
«Cuando el Principal me propuso revisitarlo, pensé que no tenía sentido que lo bailara yo, porque era otro cuerpo y otro momento. Así que se lo traspasé a Catalina y aproveché la oportunidad para reflexionar sobre lo que podíamos decir del referente que teníamos», detalla. «La Contínua de 2021 no tiene nada que ver con el de 2002, coreográficamente es muy diferente. Lo único que se repite es Maria Güell como diseñadora de luces y el pequeño sofá. Como telón de fondo, tenemos las imágenes y grabaciones, así como descartes, material que no usé en la obra original y que Miquel Àngel Raió se ha encargado de componer», matiza.
Manresa, por su parte, a pesar de que se dedica a la música, también ha participado como bailarín en algunos montajes de Oliver, concretamente nOu y Malmenats. Sobre La Contínua, Manresa reconoce que requiere cierta exigencia por su parte, aunque advierte que «conozco a Mariantònia desde hace tiempo y creo que sus propuestas cada vez tienen menos exigencia física o mecánica y pone más atención en los códigos no establecidos en el mundo de la danza y el movimiento». «Aquí la exigencia proviene del nivel de escucha, de qué está pasando a nuestro alrededor y dentro de nosotros mismos» añade.
Presión
Dos palabras que resalta Oliver y que guían el proyecto son «serenidad o temple» y «honestidad». «No hemos sufrido ningún tipo de presión a la hora de construir esta pieza. Para mí es muy importante ser honestos y no pretendíamos disfrazar una ficción, sino mostrar lo que somos y lo que tenemos, lo que hay», insiste. «Honestidad y temple son dos conceptos que se deberían poner de moda», convienen Oliver, Carrasco y Manresa. Y en este ejercicio de realidad que es La Contínua, el trío coincide que el público de La Contínua será un voyeur: «No intentamos evocarnos hacia el espectador, sino que dejamos que nos mire, es como una ventana abierta». Carrasco destaca que cuando se estrenó la pieza en 2002, había pocas compañías profesionales de danza contemporánea. Por ello, Josep R. Cerdà, director del Principal, asegura que «Mariantònia Oliver es un mito, una leyenda de la danza contemporánea en Mallorca».