Si Solas, la película que puso al sevillano Benito Zambrano en el mapamundi cinematográfico, fue un homenaje a las mujeres rurales y trabajadoras, su nueva película, Pan de limón con semillas y amapola es un alegato feminista así como un «homenaje y reconocimiento» a las mujeres urbanas, trabajadoras y profesionales. La película, que adapta una novela de Cristina Casas, se presentó este lunes en los cines Renoir de Madrid tras un intenso rodaje con escenarios en Mallorca, entre otros lugares, incluso «con la suerte de haber podido rodar en Valldemossa», apuntó el cineasta.
Precisamente, es en Valldemossa donde se desarrolla la acción. El equipo de rodaje trabajó para sacar adelante una película sobre «mujeres que con libertad y valentía deciden reivindicarse tomando las riendas de su vida y de su futuro», resaltó Zambrano, que participará este martes, a las 20.00 horas, en un coloquio online posterior a un pase de esta cinta en la Sala Rívoli de Palma.
Es cierto que «el cine se construye con grandes mentiras para poder contar grandes verdades», detalla, con lo que se podría haber rodado en un escenario simulado, pero la película se pudo culminar en el pequeño pueblo del interior de Mallorca. Incluso se localizó hasta la misma panadería que sale en la novela, de modo que todo el proceso de rodaje no pudo ser más realista en todos los sentidos. Tal fue el empeño del equipo de rodar en los escenarios más reales posibles que una de las escenas más importantes, localizada en una playa, se rodó en una cala de difícil acceso.
Hermanas
La obra narra la historia de Anna (Eva Martín) y Marina (Elia Galera), dos hermanas que fueron separadas en su adolescencia y se encuentran de nuevo para vender una panadería que han heredado de una misteriosa mujer.